“Buena Luz, Buen aire”, documental de Im Heung-soon. Crítica.

Un ensayo sobre el ejercicio de la memoria que entabla lazos entre dos puntos muy distantes del planeta.

“Buena Luz, Buen Aire”, el documental del director surcoreano Im Heung-soon, presentado por Zeta Films, se estrena el jueves 18 de mayo de Mayo a las 19 en la sala del cine Cosmos-UBA (Corrientes 2046). Justamente el 18 de mayo, es una fecha clave para Corea del Sur, fecha en la que se conmemora una nuevo aniversario de la Masacre de Gwangju.

El 18 de mayo de 1980, en la ciudad coreana de Gwangju (Corea del Sur), se produjo un levantamiento popular qur continuó hasta el 27 de ese mes. En aquel levantamiento contra la Dictadura de Chun Doo-hwan, protagonizado fundamentalmente por estudiantes, hubo una gran represión por parte del estado que llevó a aproximadamente entre 1000 y 2000 pérdidas humanas. Hubo muertes y desapareciones forzadas, madres que buscaban a sus hijos y a sus hijas, y los medios de comunicación hacían caso omiso a la sitaución. ¿Acaso no se nos hace una historia algo conocida?

El director surcoreano Im Heung-soon presenta un documental ensayo en el que logra hacer un muy pertinente paralelismo entre la Masacre ocurrida en Corea del sur y el horror de la ultima dictadura en nuestro pais. Testimonio a testimonio conoceremos los acontecimientos transcurridos en la ciudad de Gwangju, los cuales, de alguna manera, se vuelven un espejo respecto de los horrores que ha sufrido la ciudad de Buenos Aires y, por ende, toda la Argentina. Al respecto, el documental resulta en un estudio acerca de cómo el horror, la pérdida, la muerte y la tortura de quienes han sido reprimidos/as por el estado llega hasta la actualidad y se expresa en la vida cotidiana de las personas. Con una mirada desde la actualidad y a través del abordaje de las consecuencias de los hechos a lo largo del tiempo, el director explora el trauma y la imposibilidad de duelo, temas clave a lo largo de los más de 100 minutos que dura el documental, así como las diferentes vias de escape que las víctimas y la ciudadanía han buscado para intentar superar el dolor.  El título del filme, ‘Buena luz, Buen aire’, resulta  es curiosamente paradójico, puesto que el término Gwangju significa “Buena Luz“, el nombre de nuestra capital es Buenos Aires. Dos puntos geográficos muy distantes, pero que comparten un mismo dolor y una misma imposibilidad de duelo.

Tanto en un sitio como el otro, veremos las excavaciones y la identificación de los cuerpos a través del trabajo de arqueólogos y forenses, mientras exploraremos lo que conocen hoy, tanto un grupo de adolescentes en Corea del Sur como de Argentina al respecto. Ambos grupos de jóvenes harán trabajos en sus escuelas sobre el tema, entablarán lazos y tendrán la oportunidad de intercambiar conocimientos y percepciones sobre el pasado. Paralelamente, podremos escuchar testimonios de los/as sobrevivientes del horror y de las madres de aquellas víctimas que fueron desaparecidas. Los testimonios de las madres que tanto en Corea del Sur como en Argentina aun reclaman por justicia y quieren saber qué pasó con sus hijos e hijas, probablemente sea unas de las cuestiones que más impacta del documental, junto con el reconocimiento de que fueron gobiernos, aunque dictatoriales, los que ejercieron la violencia y la represión, por lo que aun hoy se exige la reparación por parte del estado.

El film maneja una estética simple, en la que la acromía resulta central. Todo el relato está construido a través del blanco y negro, lo que logra amalgamar en una forma muy correcta las  imágenes de la época escogidas por el director y las tomas actuales de sobrevivientes, madres, jóvenes y secuencias de desentierros y estudios de los cuerpos. Probablemente, el banco y negro logre de alguna manera suavizar algunas imágenes extremadamente fuertes, las cuales de cualquier manera no pierden su pregnancia. El relato, salta de un sitio al otro, reflejando por temática cada uno de los puntos que busca tratar y destacar el director de una manera muy correcta. Al respecto, no se trata de un relato lineal, sino de una superposición de hechos, de impresiones y sensaciones que van aportando a la complejidad de la historia. Esas superposiciones y percepciones son muy bien expresadas en el documental, las cuales parecen tener una analogia clave desde lo visual a través de planos detalle y primerísimos primer planos que logran representar la parte por el todo. La música solemna completa la atmósfera del film.

De lo expuesto, el trabajo de Im Heung-soon resulta en un muy correcto y pertinente ensayo de reflexión y ejercicio de la memoria para la recuperación de la vida personal y comunitaria, que a la vez que relata y reconstruye los hechos transcurridos tanto en una ciudad como la otra, nos recuerda que la injusticia y el horror siempre ha existido en la historia de toda la humanidad. Al respecto, ‘Buena luz, buen aire’, resulta en un espacio audiovisual para contrarrestar el olvido, para resignificar el pasado y poder construir un futuro mejor en el que la dignidad sea el aspecto fundamental.

FICHA TÉCNICA:

Dirección, Guion y Fotografia: Im Heung-soon EDICIÓN: Lee Hakmin – Música: Chung Narae – Soinido: Lee Sung-Jun – Porducción: Kim Min-kyung – Compañias Productoras: Bandal, Seesaw Pictures – Título Original: Good light, good air – País de Origen: Corea del Sur, Bélgica-Países Bajos-Francia  – Año: 2022 – Duración: 110 minutos.

Calificación

Dirección
Guion
Arte y Fotografia
Montaje
Música

En general, el documental logra hacer un espejo entre la ultima dictadura militar argentina y los hechos relacionados Masacre de Gwangju en Corea del Sur

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