“La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus”. Crítica.

Síntesis de una hipótesis sobre la antítesis de una tesis.

Haciendo gala de un título extenso “La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus”, es una mezcla de muchos elementos que se conjugan en una pieza única y diferente. Escrita y dirigida por Gabriel Wolf y protagonizada por Diego Carreño, el unipersonal se presenta todos los viernes a las 22.30hs. en El Camarín de las musas (Mario Bravo 960, CABA).

En el año 1966, el novelista William Burroughs escribió una frase un tanto peculiar “el lenguaje es un virus”, esto que quizás podría haber pasado inadvertido para cualquier persona tuvo un efecto desafiante para el protagonista de esta pieza teatral, cuyo nombre en un principio es un misterio, quien decidió basar su tesis en afirmar y ejemplificar dicha cita. Pero este trabajo, que le permitirá graduarse como filólogo u hombre de letras, le llevó más tiempo de lo pensando: 24 años. Aislado en su casa familiar en la cima de un cerro a horas de distancia del pueblo más cercano, este hombre solitario pasa sus días escribiendo y compartiendo cada momento junto a su única compañía, su loro Reflu.

La obra presenta un texto exquisito, basado en los posteos ludolingüisticos que el mismo director realizó en Facebook. Un trabajo que se propone navegar a través del lenguaje con sus riquezas y contradicciones, poniendo en escena todo el arsenal que el idioma español posee, siempre atravesado por el humor. Con una interpretación digna de ovación Diego Carreño pone cuerpo y voz a elementos retóricos de la lengua, que organizados de forma tan soberbia, hacen que el público explote en carcajadas.

A su vez, el texto ahonda otros temas de índole más existencial, como por ejemplo las relaciones familiares, la decepción o la soledad, que si bien siempre son funcionales al desarrollo de la historia y siguen el juego lingüístico que se propone, enriquecen y humanizan al protagonista e incluso permiten comprenderlo.

Una máquina de escribir, una contestadora automática con cassette y muchos papeles, la escenografía a cargo de Marcos Aquistapace es un viaje al pasado reciente y la encargada de demostrar cómo se detuvo el tiempo para el protagonista. Además de lo anterior, otro punto a destacar de la puesta en escena es el diseño de Reflu, un personaje importante en esta historia, diseñado por Noelia Vittori.

“La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus” es un gran exponente del teatro independiente, un regalo que no suele encontrarse en cualquier lugar y que merece ser disfrutado por muchos. Original, divertida, inteligente y excelentemente interpretada.

Calificación

Dirección
Actuación
Texto
Vestuario y Escenografía
Iluminación

"La lengua es un músculo, pero el lenguaje un virus" es un gran exponente del teatro independiente, un regalo que no suele encontrarse en cualquier lugar y que merece ser disfrutado por muchos. Original, divertida, inteligente y excelentemente interpretada.

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