“Juana, La Loca”, de Pepe Cibrían Campoy. Crítica.

Un soliloquio de una mujer que se vuelve colectivo y hace eco en el presente.

“Juana, La Loca”, la obra escrita por Pepe Cibrían Campoy, dirigida por Ana Padilla y protagonizada por María Seghini, se reestrenó el 19 de marzo en Patio de Actores (Lerma 568, CABA). La obra puede disfrutarse todos los domingos 11:30 de la mañana. El valor de la entrada general es de $ 2.300; promo 2×1, $4.000; y entrada con descuentos para estudiantes y jubilados: $2.100.

Las luces de la sala son muy ténues, lleva unos segundos acostumbrarse a la penunbra. Vemos a una mujer sentada en una silla antigua, lo que podría ser un trono, con un vestido largo bastante gastado, de colores amarronados y verdes. Se escucha una música perturbadora. La mujer parece estar adormecida. Se empieza a incorporar y empezamos a escuchar su voz…¿Quién es es mujer misteriosa en las sombras?

Se trata de Juana I de Castilla, conocida históricamente como “Juana, La Loca”, Juana parece estar absolutamente sola y encerrada, en algún sitio olvidado y en sus propios pensamientos. Frase a frase, expresión tras expresión y gesto a gesto, vamos conociendo a Juana, quien fue traicionada por su padre Fernando de Aragón, su marido Felipe El Hermoso y su propio hijo. En lo que pronto descubiremos que es su prisión y su perpetuo aislamiento, lo que en un principio parece ser solo un monólogo carente de mucho sentido, pronto se volverá un soliloquio (no tan solitario) en el que Juana conversará con los hombres que la rodearon en su vida. Juana comenzará a desdibujarse para empezar a encarnarse en los discursos de esos hombres que la roderaron en la vida, principalmente, su marido Felipe, a quien sin dudas no podremos dejar de notar que ama perdidamente, pero que es la verdadera punta del iceberg de su locura.

La obra escrita por Pepe Cibrián, resulta la expresión de una mujer que, como muchas mujeres de nuestro presente, no quiso vivir bajo las reglas que se esperaba que una mujer de la realeza viviera durante el Renacimiento. Juana es una mujer transgresora, capaz de desear y de amar de la manera que se propone hacerlo, y que no se encuentra dispuesta a soportar servir solamente como un vientre que debe asegurar la descencencia de una casa real. Juana es un ejemplo de pasión y de deseos; una alegoría a las mujeres que en épocas de antaño lucharon por ser más libres para expresar sus anhelos y que se hace eco en nuestro presente.

Durante los 65 minutos que dura la obra, veremos a Juana cambiar, preguntarse por la sensatez de sus decisiones en el pasado, los enfrentamientos con los hombres de su vida, sus olvidos,  sus represiones. Más se exploran sus pensamientos y emociones, más se compromete el espectador y la espectadora con las vivencias de Juana, mientras con su discurso y sus gestos corportales la misma protagonista nos hace viajar en el tiempo, experienciando flashes de momentos cruciales de su vida en el que los diálogos resultaron un punto de inflexión para los acontecimientos que llevaron a que quede recluida y en soledad. Estéticamente, los saltos en el tiempo están muy bien construidos, sea a través de la iluminación, la fotografía o el manejo del espacio y la propopia gestualidad de la actriz. María Seghini hace un trabajo corporal impecable que refleja acetadamente el paso del tiempo, el peso pregresivo de las tristezas, de los desencuentros, de sus malas decisiones, de sus afectos y de su propia locura. Veremos a Juana envejecer desde su corporalidad, su gestualidad, su voz y a partir de su aliento. 

De lo expuesto, “Juana, La Loca” no resulta en un simple unipersonal, sino en una narración compleja que construye un diálogo interno capaz de volverse externo, puesto que de los mismos labios y de la misma gestualidad de la protagonista, en el escenario surgen múltiples personajes que tendrán, cada uno, su popio momento destacado y su protagonismo. Los textos de Cibirán, nos harán viajar a través del tiempo y del espacio, al mismo que las palabres de Juasna nos resonarán en el presente, haciéndonos preguntarnos por los roles de género en la actualidad y por el significado de la locura.

FICHA TÉCNICA:

Texto: Pepe Cibrián Campoy – Dirección: Ana Padilla – Asistente de Dirección:  Laura Assieu – Elenco: María Seghini – Música original: Ana Foutel – Vestuario y Escenografía: Pepe Uría – Realización de Vestuario: Patricia Terán – Diseño de Iluminación: Daniel Gismondi – Fotografía: Emiliano Chico – Prensa: carolina Alfonso – Redes Sociales: Franco Secco – Duración: 65 minutos.

Calificación

Dirección
Guion
Iluminación y Fotografia
Música
Actuación

En general, la obra mantiene la atención del espectador y la espectadora hasta el final.

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