Un viaje interior con ritmo serrano. Crítica de “Tras la Sierra” de Juan Pablo Sasiaín.

Martin regresa al pueblo de su infancia, acompañado por su novia. Allí lo espera su padre, quién no quiere que se vuelva a ir. Martín se reencontrará además con recuerdos y personas del pasado. Por Bruno Calabrese.

Luego de filmar en Chaco en el 2010, en su ópera prima “La Tigra, Chaco” y en Río Negro en el 2015, en la sorprendente “Choele” con Leo Sbaraglia, Juan Sasiaín sigue con su periplo por el interior del país. Esta vez se traslada a la provincia de Córdoba, más precisamente a la zona de Traslasierra.

Tincho (Juan Sasiaín) es un joven artista nómade, que vuelve a su pueblo natal luego de una gira por América Latina. Regresa acompañado de su novia venezolana Julieta (Amanda Tronconis). Allí los espera Rufino (Rufino Martinez), su padre, un entrañable titiritero de Mina Clavero. Una vez en el pueblo Martín se reencontrará con Coqui (Guadalupe Docampo), una amiga de su infancia y madre soltera, que trabaja en la escuela donde ellos suelen hacer sus espectáculos de títeres.

Con ese reencuentro surgirán los miedos y las dudas. Martín volverá a sentir deseos por Coqui, mientras que en el medio Julieta le anuncia que está esperando un hijo de él. La situación se tornará inmanejable para el joven artista, que se volcará en los consejos de su padre para poder aclarar su mente y mejorar su presente.

Traslasierra es una historia convencional sobre una persona que se debate entre dos amores, pero que cobra relevancia por las locaciones. El bello paisaje de las sierras cordobesas es el ámbito ideal para la película. La hermosa fotografía y la paz del lugar se siente en cada toma, en cada charla que Martín tiene con su padre con el sonido del arroyo de fondo.

Las buenas actuaciones hacen que todas las situaciones transcurran con calma y fluidez, sin sobresaltos ni dramatismo, a tono con el ritmo de la ciudad. También nos emociona con la historia de Rufino Martinez, el titiritero, que nos conecta con esa infancia sin tecnología, donde la magia de esos simples muñecos atrás de una cortina eran el deleite de los niños.

“Traslasierra” es una película sencilla con ritmo “lento… pero seguro”, como diría Tincho. 

Puntaje: 70/100.

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