“Las motitos”. Crítica

Este tercer largometraje de Inés Barrionuevo y el debut como realizadora de la novelista Gabriela Vidal, explora el universo adolescente sin apelar a melodramas o señalamientos morales.  

Un primerísimo primer plano de Juli pintándose las uñas. La bocina de la moto suena. Ella pisa velozmente las tejas de su casa. Lauti, su novio, la espera. La película cordobesa, que se estrena el 27 de noviembre en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, centra su narración en la construcción de las subjetividades adolescentes en el contexto periférico de una ciudad desigual.

Juliana es una chica de catorce años que queda embarazada. Ella quiere y decide abortar, pero teme hacerlo con pastillas por miedo a desangrarse. Lautaro y su novia no pueden pagar una intervención quirúrgica. Ambos deberán recurrir- muy a pesar de ellos-  al auxilio económico de los adultos.   

Lauti, el Negro, Juli y todos los jóvenes de su edad ven transcurrir sus experiencias personales en los bordes de una centralidad y opulencia que los dejó de lado, en una barriada popular de Córdoba. Están siempre a merced de las requisas policiales que en cualquier momento “se llevan a uno”. Todas las historias ocurren en una provincia movilizada por una huelga de oficiales.

La directora del film expresa en una entrevista: “La adolescencia es el momento en que todo está por venir, donde tenés esa sensación de futuro absoluto y, a su vez, te están pasando miles de cosas, desde lo emocional, de descubrimiento, de lo sexual”. El relato muestra a los protagonistas desde ese lugar. La protagonista le agrega un plus a la historia: cuestiona el modelo de vida que le quiere imponer su madre y elige no repetir sus frustraciones.              

“Soy negro, pobre y puto”, le dice tristemente el mejor amigo a Lauti cuando hablan de la ilusión de formar una pareja. Él intenta rebuscárselas en un ambiente hostil, de carencias, y a cargo de su madre enferma. Este filme está hecho de esos retazos, de esos detalles, entrelazados con las emociones y los proyectos de estos jóvenes. La misma Juli no renuncia a su sueño de tener la fiesta de quince.

Las incertidumbres, las dudas, las rebeldías y los miedos se cruzan en esta historia. Los adolescentes se irán abriendo camino construyendo sus propias experiencias. La velocidad de la moto actúa como un símbolo de este derrotero. Lejos y cerca: las riquezas y las miserias de una ciudad.    

Calificación

Este tercer largometraje de Inés Barrionuevo y el debut como realizadora de la novelista Gabriela Vidal, explora el universo adolescente sin apelar a melodramas o señalamientos morales.  

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