Una puesta basada en el texto del autor español Ramón Paso consigue adaptarla el director Manuel Gonzalez Gil a las características de los dos personajes que caracterizaron generalmente a Verónica Llinas y a Soledad Silveyra en su trayectoria actoral.
Dos hermanas que no se ven hace más de veinte años, se vuelven a cruzar cuando Catalina (Silveyra) llega a la casa de Julia (Llinas) por haber quedado literalmente en la calle por haber sido desalojada de su vivienda cuando el banco le ejecutó una hipoteca.
El personaje de Llinas, posee características, xenófobas, racistas, muy parecido al personaje que la caracterizaron en los dos últimos años bajo el mote de “La concheta” en su Instagram personal, y de Silveyra, posee tips muy semejantes a sus roles melodramáticos de las telenovelas en las que participó.
Julia además de lo mencionado tiene varios trastornos obsesivos compulsivos, es pianista, vive sola, no consiguió formar una familia, mientras Catalina, enviudó, y tuvo que hacerse cargo en forma absoluta de su madre más de veinte años.
Con respecto a la música está a cargo del talentoso Martín Bianchedi y la escenografía a cargo del siempre efectivo Jorge Ferrari.
La puesta no cae en la lágrima fácil pero sí en un gran trabajo actoral, con grandes dosis de humor y sarcasmo, adaptada a la idiosincrasia argentina. Para salir de la sala con una sonrisa y volverse a reencontrar con dos queridas actrices del cine, el teatro y la televisión argentina.
Las funciones se pueden ver en el Teatro Astral, Av. Corrientes 1.639, viernes 19.30hs.
sábados 18.00 y 20.00hs. y los domingos a las 18 hs. Entrada desde $1500
Calificación
Dirección
Guión y adaptación
Actuaciones
Música
Escenografía
Iluminación
Por que sí: Para salir de la sala con una sonrisa y volverse a reencontrar con dos queridas actrices del cine, el teatro y la televisión argentina.