“AMBAR” de Esteban Ramírez. Crítica.

Con la coproducción entre Argentina y Costa Rica “AMBAR” se renueva la cartelera de Cine.ar y podemos conocer el cine de uno de los directores costarricenses más renombrados.

El estreno de “ÁMBAR” en la plataforma www.cine.ar/play nos acerca al cine de Esteban Ramírez uno de los directores costarricenses de mayor renombre, que, ya con cinco largometrajes en su haber, tendremos la posibilidad de conocer en nuestro país. Ramírez, ha recibido con sus producciones premios en notables festivales como Huelva y Trieste e inclusive sus películas han sido un importante fenómeno de público en su país y lo han convertido en el primer cineasta centroamericano cuyas películas llegaron a ser exhibidas en plataformas como HBO y Netflix. Otro dato notables es que su opera prima fue la primer película de Costa Rica en ser aceptada por la Academia de Hollywood para competir por su país por los premios Oscar.

Por todas estas razones, este estreno despierta un particular interés de poder adentrarnos en su cine –que siempre ha tenido como eje poder retratar ciertos temas sociales que lo preocupan- y tener una coproducción más dentro de la plataforma, que sigue completando una importante variedad de propuestas dentro de su cartelera.

En el caso de “ÁMBAR” si bien no se aleja de cierto retrato de la realidad social dentro de su temática, lo hace más tangencialmente y predomina una narración más apegado al género policial con ciertos toques de drama familiar que el director sabe combinar con mucho oficio.

El personaje central es Helmut, un investigador privado que junto con su compañera de equipo tratará por todos los medios de encontrar respuesta al accidente de su hija –Ámbar, que es justamente quien da título al filme-, contando sólo con algunos pocos datos que aportan unas cámaras de seguridad de donde no caben dudas que fue atropellada por un automóvil que fue lo que  ha provocado que actualmente se encuentre internada en coma.

En el proceso de encontrar pistas y elementos que aporten claridad sobre lo sucedido, Helmut recorre también un camino en el que se cuestiona su propia paternidad: sus ausencias, los pocos momentos compartidos y sobre todo, la sensación de que si bien existe un lazo sanguíneo de padre-hija, prácticamente se trata de dos desconocidos.

Los hechos no son demasiados claros sobre lo sucedido y por lo tanto, poco a poco, la investigación irá derivándose hacia gente de su entorno más cercano donde la realidad empieza a mostrar nuevas aristas que inclusive, dan pie al tema de la violencia de género y sus consecuencias.

Si bien Ramírez en la apertura, plantea un película volcada al cine de género con el estereotipo de los investigadores y las pistas por resolver a nivel de un policial clásico, promediando el filme prefiere volcarse poco a poco a la vida privada de Helmut en donde se descubre no solamente una paternidad ausente sino una ciertos retazos de su privacidad que siguen escondidos, que son los que no le permiten mostrarse como realmente es.

A ese nivel, la película comienza a ser más sólida narrativamente en su segunda mitad, donde no solamente ciertas piezas del rompecabezas comienzan a encontrar su lugar, sino que además la figura protagónica de Helmut (con un correcto trabajo a cargo de Freddy Víquez –quien ya había trabajado anteriormente con el director y parecen tener una excelente comunicación que se traduce en la pantalla-) gana en relevancia, con algunas muy buenas escenas con la participación de Jorge Marrale.

Hay algunas situaciones que el guion, escrito por el propio Ramírez junto a Agustina Liendo, resuelve precipitadamente y con algunos diálogos que subrayan cierta línea moral y que no suenan demasiado naturales sino bastante forzados, pero que finalmente la dirección resuelve con un clima bien armado que va sobreponiéndose a estos altibajos, logrando un producto que cumple con las expectativas.