La película se podrá ver a partir del 18 de febrero por la plataforma de streaming Mubi.
Entre los siglos XVII y XIX fueron comercializados más de quince millones de esclavos de los cuales Brasil absorbió alrededor del 70%. La inmigración forzada desde el continente africano y la trata de esclavos fue promovida con el objetivo de proveer mano de obra a las plantaciones de azúcar, cacao y café. Otorgando una heterogénea distribución en los territorios.
En este sentido, la película presentada en el festival Internacional de Berlín, en febrero del año pasado, se sitúa a finales del siglo XIX, fijando el foco en la abolición de la esclavitud y la religión africana, para señalar y ordenar los hechos que hacen a la historia y cultura de un país.
Septiembre de 1899. “Independencia” Indica un cartel, minutos después de iniciado el film. Una ciudad de San Pablo en pleno crecimiento es testigo de esclavos emancipados y antiguos amos, que buscan adaptarse a las nuevas libertades.
Por lo tanto, las tensiones surgidas entre las desigualdades sociales, afloran en tiempos donde la esclavitud deja de ser lícita, desde el punto de vista productivo, mientras se mantienen ciertas tradiciones todavía latentes que indican lo contrario.
Un film que incurre en un mundo femenino, relatando por un lado, la vida de la familia Soares: un trío de mujeres, Ana (Carolina Bianchi), hija de Isabel (Thaia Pérez) y hermana de la religiosa María (Clarissa Kiste), quienes todavía persisten en la decadencia de sus haciendas, que años atrás, había contemplado la prosperidad de la plantación cafetalera, devenida en una negocio corporativo. Y por otro lado, la familia de los Nascimentos, Iná (Mawusi Tulani) y su hijo João (Agyei Augusto) criados de los Soares.
Ambas familias, de clases sociales diferentes, con sus historias de nacimientos cruzadas, que se igualan en una búsqueda y en un tiempo de pérdidas. Un ocaso que refleja la tristeza que no hace diferencias raciales.
En definitiva, una película, que se sumerge en una parte de la historia tan interesante como compleja. La dupla de directores intenta contar de manera ambiciosa, quedando a mitad de camino y sin poder profundizar, obteniendo así, un resultado irregular.
Parece quedar todo sostenido en la fuerza de una elegante dirección de arte, relegando elementos esenciales en la narración fílmica. Una idea que no logra concretarse, con personajes incapaces de expresar emoción y un ritmo en el relato, lento y monótono.
Espacios, objetos y locaciones fuera del contexto histórico narrado, obliga al espectador a regresar bruscamente a otros tiempos, a otro clima de época. La intencionalidad queda sujeta a quienes aborden la tarea de interpretarlo, aún cuando el film se haya terminado de proyectar.
Dirección
Montaje
Arte y Fotografia
Música
Actuación
Las raíces de la identidad Brasileña en puja.