Hay eventos, y personas, en la vida que nos marcan tanto como seres humanos que resulta imposible dejarlas ir y el duelo termina afectándonos, quedando atascados en un ciclo sin fin. Todos Somos Extraños es una película escrita y dirigida por Andrew Haigh (Looking) que llega a los cines el 7 de marzo.

Adam (Andrew Scott) es un guionista que una noche conoce a Harry (Paul Mescal), un misterioso vecino con quien entabla una relación. Mientras sucede esto, el dramaturgo se siente nuevamente atraído hacia la casa de su infancia, donde parece que vivieran sus padres (Claire Foy y Jamie Bell) muertos en un accidente hace 30 años.
Este film no sería lo que es sin su ensamble. Andrew Scott (Fleabag) y Paul Mescal (Aftersun) muestran una vez más su calidad actoral. En ambos habita una melancolía y una vulnerabilidad tanto en su corporalidad como en sus expresiones. Son intérpretes con la emoción a flor de piel y es un lujo verlos en pantalla.
Basada en la novela Extraños (1987), del japonés Taichi Yamada, la cinta utiliza lo sobrenatural para mostrarnos realidades muy humanas sobre el duelo y cómo sobrellevarlo, la soledad, la culpa, la intimidad, el ser queer y el bullying. Conversaciones sinceras inundan el desarrollo de la película y es imposible que el espectador no empatice con una o varias de las situaciones.
Con un gran catálogo de música ochentosa y una cinematografía y edición sublimes, Todos somos Extraños es un film que sorprende y del cual hace falta una preparación emocional antes de la función y una intensa sesión de terapia para después.
Calificación
Dirección
Montaje
Arte y Fotografia
Música
Actuación
Con excelentes actuaciones de parte de todo el elenco, Todos Somos Extraños es una conmovedora y emocionante historia sobre el duelo, la soledad y la intimidad.