“Madrasha”, el musical de Philipp Hartmann. Crítica.

En el marco de la vigésimo segunda edición de DOC BuenosAires, desarrollado entre el 24 y el 28 de agosto, se estrenó mundialmente dentro de la sección Planos de Todo el Mundo, “Madrasha”, el curioso y experimental musical de Philipp Hartmann. 

Desde el segundo 1 del trabajo audiovisual de Philipp Hartmann, notaremos que se trata de una obra completamente experimental y muy diferente. Poco a poco, iremos viendo caras de personas que parecen ser de diferentes rincones del mundo. La diversidad se hace presente ante nuestros ojos. Sonidos completamente extraños salidos de las cuerdas vocales de todos/as y cada uno/as de los personajes se van superponiendo y enlazando para empezar a  formar una armonía en la cual la disonancia resulta la protagonista. Las voces de un coro único y absolutamente multiétnico resonará en los pabellones de nuestras orejas. 

Antes los personajes y su diversidad vocal e interpretativa, ¿en dónde reside la diversidad de nuestro planeta?

Las sorpresas musicales y diversas que en los 12 minutos que dura “Madrasha” llegarán hasta nuestras retinas y oídos. De lo que puede llegar a percibirse como una simple curiosidad y rareza audiovisual, se fundirá en un verdadero manifiesto de la diversidad de nuestra humanidad, para luego llevarlo más allá y plantearnos la diversidad dentro el reino animal y su riqueza. Animales y personas harán un eco constante en el que será imposible no percibir esa armonía, disonancia y melodía que nos hace sentir parte de un todo: nuestro planeta.

En ese coro de la diversidad ya a escala inter-especie y planetaria, voces de animales y de humanos/as logran colocarse al mismo nivel para reflejarse mutuamente en una constante imitación sonora y melódica que evidencia que, como nosotros y nosotras, el resto del mundo animal tiene una capacidad de expresión impresionante por son seres sintientes que experiencian y transmiten emociones.

Filmado en un formato vertical que nos recuerda a una imagen de celular, estéticamente, el trabajo de Hartmann resulta completamente innovador. La imagen dividida en 8 cuadros, nos presenta diferentes personajes y animales que interactúan y se comunican entre sí a través de sonidos que parecen sugerir preguntas y respuestas para luego imitarse y reflejarse sonoramente. El trabajo de montaje está muy bien logrado, puesto que animales y personas parecen copiarse y emularse casi en forma perfecta, mientras las voces y sonidos crean una música única que reúne tanto a la humanidad como a muchos de los seres sintientes del planeta.

De lo expuesto, el trabajo de Hartmann resulta un desafío visual y sonoro original e imperdible. Pese a que en un primer momento puede llegar a parecer una simple yuxtaposición de personajes y voces, pronto se volverá un verdadero experimento audiovisual complejo, capaz de hacer reflexionar al espectador y la espectadora sobre la diversidad en un sentido amplio y sobre los vínculos que hemos tenido con el resto de los seres sintientes de nuestro planeta desde el comienzo de los tiempos para apelar a la armonía y al equilibrio de nuestro mundo como un todo.