“El vacío es el recipiente de los gordos”, de Ernesto Aguilar. Crítica.

Un retrato de las consecuencias de la crisis económica en Argentina.

El jueves 12 de enero, se estrena en sala en Cine Gaumont, “El vacío es el recipiente de los gordos”, de Ernesto Aguilar (El Sótano de las almas, El náufrago, Mónica en trance). 

Escuchamos una música cirquense, mientras un hombre con una nariz de payaso hace una perfomance en la vía pública. La música termina y vemos como el artista callejero, Beto (Gastón Biagioni), vuelve a su casa. En la casa se encuentra con Susana (Celeste Harvey), con quien no están atravesando un buen momento como pareja. Beto se encuentra desocupado. Hace unos meses perdió su trabajo como periodista y por más que ha buscado un nuevo empleo dentro del rubro, no ha conseguido un buen sueldo ni que reconozcan su trabajo. Susana decide tomarse un tiempo e irse a lo de su padre y su madre. A partir de allí, Beto empezará a perder el rumbo y caer lentamente en un lugar muy muy oscuro. 

El vacío es el recipiente de los gordos nos habla de cómo las miserias humanas a veces salen a la luz en situaciones extremas y de cómo la falta de trabajo, puede llevar a la depresión y a la percepción de la falta de la propia dignidad. Ante la falta de empleo, Beto no solo perderá a su pareja, sino que tendrá desencuentros con quien parece su amigo más longevo y lo veremos violentarse en ciertas ocaciones ante ciertas injusticias. Su personalidad irascible y su sinceridad descarnada le jugarán en contra para encontrar un nuevo trabajo y emprender aquello que se proponga en el camino.

Sin dudas, todo aquello que experimenta Beto definitivamente se vuelve una hipérbole de una auténtica realidad que vive mucha gente en Argentina. Al respecto, si bien por momentos podemos empatizar con el personaje, a medida que transcurren las escenas, puede que muchas de las actitudes de Beto hagan ruido al espectador y la espectadora, como así ciertas líneas que expresan ideas que pueden resultar contradictorias, chocantes y hasta controversiales, tanto en relación a la última dictadura como para con las mujeres.  

La película maneja una estética bastante simple en la que la cámara se adapta a las necesidades de cada una de las escenas. Cuando se trata de tomas en las que se quiere resaltar la subjetividad del personaje, estas se vuelven más íntimas apareciendo algunos contrapicados sugerentes y la cámara en mano. El día y la noche adquieren un cierto lugar de protagonismo y cuanto más Beto va cayendo en su oscuridad, se hacen presentas las escenas nocturnas y las calles desoladas. La música logra completar la atmósfera del film, tanto en los momentos más tensos como en aquellos que se busca apelar a un cierto humor, aunque irónico.

De lo expuesto, el film de Ernesto Aguilar es capaz de poner al espectador y a la espectadora en un lugar incómodo en el que la exageración, el espanto y la extrañeza por momentos pueden llegar a generar empatía, pero que por otros, pueden llegar a provocar un completo rechazo hacia hacia el personaje. 

FICHA TECNICA:

Dirección y Guión: Ernesto Aguilar – Elenco: Carlos Benincasa (Jefe) Gastón Biagioni (Beto) Pablo Gasparri (Amigo)Celeste Harvey (Novia)Claudia Raconto (Amiga) – Producción: Juan Martin Staffa – Dirección de Fotografía: Leandro Diaz Del Campo – Música: Gonzalo Perez – Duración: 65 minutos – Año: 2021.

Calificación

Dirección
Guion
Arte y Fotografia
Música
Actuación

En general, el drama del film logra mantener al espectador y la espectadora en tensión hasta el final.

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