“Club Cero” de Jessica Hausner llegó a las carteleras locales este jueves 4 de julio. El film pone al desnudo un entramado perverso con la “excusa” de un plan de “alimentación consciente”, poniendo el dardo sobre la responsabilidad parental.
Tras su paso por el Festival de Cannes, Club Cero llegó a los cines este jueves 4 de julio con una propuesta inquietante de Jessica Hausner, en la cual se pone el foco en la responsabilidad adulta sobre lo que es el puntapié de esta película: la “alimentación consciente”.
Hausner deja a un lado la verdadera responsabilidad parental. Los padres, por desinterés o por lazos rotos con sus hijos, los dejan a la merced de la profesora Novak (Mia Wasikowska), una maestra fundamentalista, especialista en nutrición, que les manipula a un grupo de alumnos para que abracen un siniestro plan de “alimentación consciente”, llevándolos al extremo de un trastorno de la conducta alimentaria.
Por lo tanto, el problema con este film es que su directora pierde el foco de atención en quienes deberían ser los verdaderos protagonistas de esta historia perturbadora: los padres.
La banda sonora de la película acompaña muy bien el clima angustiante e incómodo que propone la realizadora.
En conclusión, Club Cero es una película que interpela directamente a las familias, por eso invita a verla -en especial- con hijos adolescentes, un grupo muy vulnerable a los tejidos manipulantes de un adulto obsesivo y perturbador que los envuelve en una trampa macabra, pudiendo caer en la más oscura de las pesadillas.