TRISTE,SOLITARIO Y FINAL.

El mundo del espectáculo nacional y,en el dia del teatro,está de duelo. A los 82 años,acaba de fallecer el multifacético artista y querido ser humano Enrique Pinti.

Actor, humorista, director, escritor, dramaturgo y tantas cosas más, con su habitual inteligencia y verborragia aluvional, fue un monologuista fantástico para satirizar la realidad nacional y ,en sus espectáculos recorría la historia argentina  con punzante honestidad brutal. Por Carlos Abeijon, edición Nito Marsiglio.

Estaba internado desde principios de marzo por una descompensación y problemas físicos debidos a una diabetes, que lo tenía a mal traer por mala circulación en las piernas, lo que le impedía desplazarse con su energía habitual. Triste y con picos de depresión, pasó mal la pandemia y se quejaba que se había quedado sin plata, que según él, había dilapidado en muchos viajes a Europa y Nueva York, dándose una muy buena vida. No tuvo suerte en su última presentación en teatro: el público, aunque lo amaba, no le respondía como en los gloriosos tiempos de “Salsa Criolla”, tal vez su mejor show, que se mantuvo diez años en cartel. Sin embargo, hasta hace poco tiempo atrás, soñaba con volver con un nuevo espectáculo. De los 19 a los 30 años, trabajó en Nuevo Teatro, un escenario independiente creado por Alejandra Boero y Pedro Asquini. ,en 1949.En ese lugar, Enrique empezó a pulir su talento en obras como “Rockefeller en el Far West” y “La chinche”, donde fue protagonista. Luego empezó a escribir y dirigir obras infantiles “Don Retorta y su robot” y “Mi bello dragón”. En 1969 empezó a escribir para televisión(“La Botica del Ángel”,”Casino”)y obtuvo muy buena críticas por su participación en “Juan Moreira Supershow”,dirigido por Alfredo Zemma, y con sus unipersonales “Historia del siete” e “Historias recogidas”. Escribió para Jorge Luz(“Luz verde”) y Antonio Gasalla (“Gasalla for sport”) y sus grandes sucesos teatrales fueron “Pan y circo” y “Salsa criolla”. Verborrágico, zafado y talentoso, con un estilo que recordaba a Luis Arata o Zero Mostel, no fue aprovechado para representar el género grotesco, que lo hubiera hecho a las mil maravillas. En televisión, se lució en un programa atípico, dirigido por Daniel Tinayre: “Pinti y los pingüinos”. El cine le dió varias oportunidades para destacarse como actor de reparto:”Sentimental”,”Flop”,”Perdido por perdido”, “Esperando la carroza”, por los que obtuvo premios y reconocimientos dentro y fuera del país. Ganó premios en los festivales de La Habana y Cartagena. Su biografía, escrita por Juan Forn, a partir de jugosas conversaciones,apareció en 1990. Una vida plena,dedicada al arte y a entretener a la gente, regalándoles también hilarantes musicales:”hairspray” y “os productores”. Se fue uno de nuestro últimos capocómicos. Recordémoslo con una frase de uno de sus espectáculos: “Pasan los gobiernos, siguen los artistas…”.

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