Falleció el actor y productor, Sean Connery, inolvidable por su estilo inconfundible y un ícono para varias generaciones.
A los 90 años, por causas naturales, aunque su hijo sostiene que venía sufriendo algunas dolencias, acaba de fallecer Sean Connery, que empezó de abajo y llegó a la cumbre de la interpretación.
Con talento natural y mucha perseverancia. Caballero de fina estampa, icónico de masculinidad (deseado por tanta dama intrépida y por algunos varones hambrientos de cariño); Connery impuso su metro ochenta y nueve de altura y su imponente físico peludo a fuerza de personalidad, carisma, elegancia, seducción y simpatía.
Nació en Edimburgo, Reino Unido, en 1930, proveniente de una familia humilde: padre trabajador de fábrica y conductor de camiones, católico, y madre mujer de limpieza, protestante. Desde su infancia hasta convertirse en un gran actor y productor, hizo de todo: repartidor de leche, rescatista, se anotó en la Marina Real Británica, peón de garaje, pulidor de ataúdes y modelo.
Un Adonis tímido en su juventud. A los 18 años, empezó con el fisiculturismo y levantamiento de pesas y empezó a competir, inclusive para defenderse de las pandillas que lo atacaban y terminaron llamándolo “hombre duro”. Con el tiempo, y ya conectado con el cine, la reina le dio el título de Knight Bachellor y fue encuestado como “es escocés más grande“. Y, en 1998, a los 69 años fue nombrado “El hombre más sexy de este siglo”.
Actor y productor, interpretó el personaje de James Bond, que le dio fama, en siete películas (1962-1983), presentando a mujeres fabulosas en cada film; desde la deslumbrante aparición de Úrsula Andress. En 1988 ganó el Óscar como Mejor Actor de Reparto por “Los intocables”. Trabajó con grandes directores y no se encasilló en los personajes que lo elevaron al primer lugar: “Marnie”, “Robin y Marian”, “El hombre que pudo reinar”, “Indiana Jones y la última cruzada” y “El nombre de la rosa”, entre otros títulos valiosos.
Reservado, buena persona, querido por sus pares; nadie podrá olvidar su presencia, su voz tan especial y su forma de pronunciar las palabras. Un estilo inconfundible, un ícono para varias generaciones y un porte varonil inolvidable.