Novena y última entrega de la saga ‘Star Wars’, y cierre de la nueva trilogía iniciada con “El despertar de la Fuerza”. Rey, Finn, Poe y el resto de los héroes tendrán que encarar nuevos retos al tiempo que se enfrentan a una nueva amenaza. Por Bruno Calabrese.
No se discute la saturación que puede llegar a generar Star Wars con tantos productos que salen año a año asociado al universo Jedi, pero no se puede negar que cuando las luces se apagan, comienza a correr las letras y suena la música de John Williams uno se inserta en un hipnótico mundo de fantasía inigualable. Con productos de menor calidad, como “Episodio I y II” o “Han Solo” y otros de mayor factura como “Rogue One” y “El despertar de la fuerza”, la saga creada por George Lucas igualmente siempre tiene algo para rescatar. Escenas antológicas como la carrera de vainas y personajes como Darth Maul en el Episodio I o la batalla de Geonosis en el II, todas tienen algo que las hace disfrutable, sobre todo a los fanáticos de la saga.
Esta vez estamos ante el cierre de la saga final, que dió comienzo con “El Despertar de la Fuerza” y continuó con la subvalorada “El Último Jedi”. Luego de que Kilo Ren (Adam Driver) tome el mando de la Primera Orden al asesinar a su maestro Sith, Snoke, Rey (Daysi Ridley) se retira junto a la Princesa Leía y su ejército para realizar su entrenamiento. Indicios que el malvado Senador Palpatine sigue vivo lleva al líder imperial a salir en su búsqueda para llevar a los Sith a apoderarse de la galaxia. La única forma de llegar hasta él es a través de una pirámide rastreador, de las cuales solo hay dos. Una quedará en poder del hijo de Leía, ahora convertido al lado oscuro y la otra es la que buscará Rey junto a Dameron (Oscar Isaac), Finn (Jon Boyega) y Chewie (Joonas Suotamo). Pero la búsqueda no será tan fácil, la Primera Orden respirandole la nuca y el pasado de la discípula de Skylwalker saliendo a la luz obligan a los héroes a enfrentamientos que pondrán en riesgo sus vidas y la de toda la galaxia.
Bajada toda la adrenalina generada por el entusiasmo de este estreno, se puede decir que estamos ante la mejor película de la nueva trilogía. Nuevamente en manos del director J.J. Abrams, quien ya se había hecho cargo de la primera. La fórmula utilizada por el creador de Lost fue sencilla pero efectiva, apelar sutilmente a pequeños homenajes a la primer trilogía. Si uno se pone a analizar puede encontrar múltiples referencias a “El Imperio Contraataca” o a “El Regreso del Jedi”, a través de planos, citas o la aparición de algunos personajes.
La película puede parecer desprolija, trata de abarcar todo lo que no se tocó en “The Last Jedi” en dos horas y media. Recorre planetas e introduce nuevos personajes que no tienen un correcto desarrollo por los tiempos y la cantidad. Atenta contra el producto final, pero no lo arruina, por momentos marea pero la aventura es igualmente atractiva y no le sobra ninguna secuencia.
El conflicto central está enfocado en Kylo Ren y Rey, y tanto Adam Driver como Daisy Ridley están a la altura de las cirscunstancia, sobre todo él, que carga con los mejores momentos dramáticos de la película con sus conflictos emocionales. Y ambos en conjunto protagonizan una de las mejores peleas de sables laser de toda la saga, en las ruinas de la Estrella de la Muerte en la luna de Endor.
En toda esa desprolijidad, el poder del Lado Oscuro aparece de la manera más fantástica y espeluznante de toda la saga. Un Palpatine más poderoso captura el alma de las viejas Star Wars y condensa de una manera terrorífica la dimensión del poder de los Sith. Este capítulo es el más oscuro de la nueva y eso ayuda a acercarnos al mejor cine de fantasía pura cercana al horror.
Párrafo aparte para uno de los mejores C3PO de la saga, resignificado de una manera divertida y eficaz, no satura y cobra un protagonismo que no se le había dado en otras películas anteriores. Al igual que el final que se le da a Leia Organia, un emotivo y merecido homenaje a Carrie Fisher que sacará más de una lágrima para una de las mejores heroinas del cine de ciencia ficción.
J. J. Abrams sabe como darle al fan lo que el fan quiere, lo demostró en la primera y lo vuelve a demostrar ahora, “Star Wars: El Ascenso de Skywalker” es un gran cierre para la nueva trilogía. Una aventura clásica con el sello de Lucas Films, arriesgada y con mucha acción. Con momentos sorpresivos que convienen no spoilear, el film es nostálgico y emotivo para los más fanáticos de la saga, pero con un ritmo trepidante y visualmente hermosa para los menos fans.
Puntaje: 90/100.