Hablar de racismo en el cine suele ser algo complejo, no cualquiera puede adentrarse en ese mundo horrible de segregación y de años de lucha social, es por eso que la propuesta de HBO con Lovecraft Country es un aire distinto. No solo hablara de los convulsionados años 50 en Estados Unidos, con grupos supremacistas a la orden del día, sino que usará los monstruos del universo de H.P Lovecraft para que la linea que divide la realidad de la ficción sea casi imperceptible.

Lovecraft Country es un libro editado en el año 2016 por Matt Ruff que toma los cuentos y novelas del celebre escritor H.P Lovecraft (padre de muchos escritores de terror de hoy en día y gran exponente del género del terror cósmico) y los resignifica en una historia distinta.

Atticus (Jonathan Majors) es un joven que acaba de volver de la guerra y emprende un viaje por una complicada ruta para poder buscar a su padre. Lo acompañan su tío George Freeman (Courtney Vance) y una vecina de la infancia (Jurnee Smollett). A lo largo de los kilómetros que los protagonistas empiezan a recorrer, van encontrándose con monstruos reales, racistas y violentos. Pero al mismo tiempo se encuentran los otros, los fantásticos integrantes del universo de Lovecraft. 

Lovecraft Country es la nueva apuesta de HBO para volver a los primeros planos de audiencia y premios, luego de quedar tambaleando y sin rumbo con el final de la serie que fue su caballo de batalla por muchos años (Game of Thrones).

Los capítulos se estrenan todos los domingos y la producción del show está a cargo de nombres de peso y especialistas en el género de la ciencia ficción, el horror y la televisión: J.J Abrahams, Misha Green y Jordan Peele son parte del equipo además de Matt Ruff, el escritor original del libro.

Es una ironía hermosa que se utilicen las historias y los monstruos de H.P Lovecraft par mostrar la segregación racial, la complicada vida del pueblo afroamericano y poner en evidencia las atrocidades que se vivían. El buen Lovecraft era racista y supremacista, sus cartas y muchos de sus escritos así lo indican, su miedo al mestizaje y a que “la raza norteamericana” se perdiera por culpa de la inmigración eran reales.