La vida sobre el desconocido Archie Leach o el increíble Cary Grant. Crítica.

La historia de uno de los considerados mejores actores de Hollywood de todos los tiempos, contada en parte por él mismo. Es fácil caer en la tramposa idea de quien tuvo belleza, fama y fortuna fue feliz, pues este magnífico documental de Mark Kidel demuestra lo contrario. Esta obra fue seleccionada en el ARTFIFA – Festival International du Film sur l’Art; fue selección oficial en el Festival Internacional de Cine de Edimburgo (Escocia) y Selección Clásica de Cannes en el Festival Internacional de Cine de Cannes (Francia). Por Nito Marsiglio.

Archibald Alexander Leach nació en Bristol (Inglaterra) un 18 de enero de 1904. Es el segundo hijo luego de que su hermano muriera de gangrena por un accidente en la que se vio involucrada su madre, tema del que ella nunca se recuperó, alteró su psiquis y esto influyó fatalmente en la vida de Cary Grant. Generándole una infancia infeliz y una desconfianza inconsciente y fatal hacia el género femenino, lo que le significó varios fracasos en sus relaciones sentimentales. 

Luego de diversas sesiones de terapia, de muchos fracasos cargados de culpa, de una vida insatisfecha y ya en su tercera edad, logra la paz tan deseada.

“Yo, Cary Grant” es una película en la que el director Mark Kidel logra retratar a un gigante de una manera tan simple y humana en la que el espectador no puede dejar de empatizar y sentirlo tan cercano a ese grande.

Este film, sobre un artista increíble como Cary Grant, deja ese sabor agridulce en la boca que dice que no hay nada más importante en la vida de un ser humano que el amor de una pareja. 

Y esto tal vez nos lleva a remontarnos a la antigua Grecia y a Aristófanes en El Banquete de Platón y la búsqueda infructuosa de nuestra contraparte, si es que ésta realmente existe. 

Y que no importa tu fama o tus triunfos personales ni la belleza de tu cuerpo, esa dicha no dependerá de nada eso y tal vez en eso la vida es más democrática. Y que esta dicha está designada sólo para algunos pocos, y tal vez en  eso es más fatalista.