“La terminal” de Gustavo Fontán. Crítica.

Lo último del director de “La casa”.

A partir de mañana 4 de abril llega con exclusividad a la Sala Lugones, “La terminal”, el último largometraje del director Gustavo Fontán. Marc Augé crea el término No-lugar, define al mismo como un espacio intercambiable donde el ser humano permanece anónimo. Una definición que encaja a la perfección para describir a una terminal de ómnibus.

Cuando alguien llega a una terminal de colectivo, el ritual suele ser el mismo para todos. Si se es puntual, se espera con ansias la llegada del que será por las próximas horas su habitáculo de cuatro ruedas. En caso de llegar tarde, se reza al tiempo que se corre para lograr cazarlo antes de que parta. El chofer corrobora el ticket y nos indica nuestro asiento. 

Gustavo Fontán y su equipo se proponen la difícil tarea de retratar uno de estos No-lugares. Una terminal cambia de significado según la persona. Para algunos es el punto de partida de un viaje, para otros el final. En cambio muchos lo llaman su lugar de trabajo y otro hogar, como Tom Hanks, en la película homónima de Steven Spielberg.  

Como si de ilustrar la definición se tratase, los viajantes que vemos ilustrados en pantalla mantienen el anonimato total. De nadie sabemos el nombre y muchas veces sus identidades se encuentran vedadas por encontrarse a contraluz o por la falta de la misma. El tiempo de espera allí dentro se dilata hasta el infinito, es en ese momento que cobran valor las grúas de premios. Las cuales cortan con el claro oscuro mediante sus vibrantes colores. 

Si algo se le puede achacar al largometraje de Fontán, es la escasez de animales en escena. Los perros de terminal son por definición los verdaderos habitantes de estos espacios. Los humanos pueden ir y venir, pero ellos siempre estarán allí. ¿Existe acaso un animal más noble, sociable y agradecido que un perro de terminal de ómnibus?  

Gustavo Fontán en “La terminal” logra captar la esencia de este No-lugar, trasladable a otros No-lugares. Mediante una bella fotografía, que hace gran uso de la luz natural del lugar, logra meter al espectador en la cotidianidad indefinida de este espacio. Por momentos se entra en un trance hipnótico, donde pareciera que nuestro ojo es el que espía el lugar presencialmente. Al tiempo que reflexionamos sobre el significado del amor, ese amor que parece llegar una vez en la vida. 

Calificación

Dirección
Montaje
Arte y Fotografia
Música

Gustavo Fontán en “La terminal” logra captar la esencia de este No-lugar, trasladable a otros No-lugares. Mediante una bella fotografía, que hace gran uso de la luz natural del lugar, logra meter al espectador en la cotidianidad indefinida de este espacio. Por momentos se entra en un trance hipnótico, donde pareciera que nuestro ojo es el que espía el lugar presencialmente. Al tiempo que reflexionamos sobre el significado del amor, ese amor que parece llegar una vez en la vida. 

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Francisco Mendes Moas

Estudio, hago y escribo sobre cine. Mi relación con el séptimo arte siempre peligra con convertirse en una peligrosa adicción.

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