“La teoría de los vidrios rotos” de Diego “Parker” Fernández. Crítica.

Esta película es una coproducción entre Uruguay, Argentina y Brasil, es el segundo largometraje de Fernández autor de “Rincón de Darwin”. Fue filmada en una pequeña localidad del Uruguay limítrofe con Brasil y está basada en un hecho real sucedido en Uruguay. Por Nito Marsiglio.

Claudio Tapia (Martín Slipak) trabaja en la compañía Santa Marta Seguros como perito. Acaba de tener un triunfo debido a un peritaje muy bien logrado y su jefe decide promoverlo asignándole  la lejana región 15 que quedaba vacante por jubilarse quien estaba a cargo.

Todo parecía ser una tarea tranquila, tenía que asistir al lugar un par de veces al mes, a ese pequeño pueblo en donde nunca pasaba nada. 

Claudio llega muy convencido de sí mismo a tratar de poner un poco de orden en la oficina de Seguros Santa Marta de esa localidad, donde había un empleado lugareño que nunca aparece.

Esa misma noche se inician las complicaciones cuando es quemado un automóvil asegurado por su compañía. Al poco tiempo estos actos de vandalismo comienzan a volverse frecuentes y llegan a quemarse 12 autos y 7 de ellos asegurados por Marta Seguros.

La obra tiene una interesante mezcla de comedia y algo de policial negro. 

Los personajes están magníficamente caracterizados llevados al límite de la parodia. 

A la vez la película maneja muy bien la trama y el suspenso al mejor estilo de un buen policial.

Dos elementos más a destacar son la fotografía de Lucio Bonelli y la musicalización de Gonzalo Deniz que acompañan el espíritu burlesco del film.

Cuenta también con un interesante y nutrido reparto compuesto por Martin Slipak, César Troncoso, Robert Moré, Roberto Birindelli, Jenny Galvan, Jorge Temponi, Guillermo Arengo, Christian Font, Carlos Frasca, Lucio Hernández, Lourdes Kauffmann, Verónica Perrotta y Josefina Trias.

“La teoría de los vidrios rotos” logra atrapar al espectador sumergiéndolo en un relato cargado de momentos de buen humor.

Puntaje:85.