“La reina de los lagartos” de Fernando Martínez y Juan González. Crítica.

Si hay algo que puede distinguirse en este BAFICI de algunas ediciones anteriores es la posibilidad de encontrar una gran cantidad de películas que toman riesgos, plantean la comedia desde un humor completamente incorrecto, mordaz y que no teme tomar riesgos, las que presentan todo un desafío para los espectadores más estructurados.

Días atrás con “Palestra” (ver reseña en https://cineargentinohoy.com.ar/palestra-de-juan-pablo-basovih-marinaro-y-sofia-jallinsky-critica/) el cine argentino también apostaba a un humor completamente diferente, absurdo,  con diálogos que plantean, con total naturalidad,  situaciones bizarras con una carga verbal y visual diferente a lo acostumbrado. También dentro de edición del festival, Juan Cavestany con su nueva película, “Un efecto Óptico”, también apuesta a la comedia surrealista, imprevisible y poco convencional.

Algo de esto ocurre con “LA REINA DE LOS LAGARTOS” de Fernando Martínez y Juan González donde se plantea una historia de alienígenas que deben regresar a su planeta después de haber vivido un tiempo en la tierra (no sin dejar pasar la oportunidad de un romance con una terrícola), a menos que haya un cambio de planes y la nave nodriza parezca no venir al rescate.

Desde una obertura completamente innovadora con lagartos paseándose por Barcelona en un collage tan extraño como hipnótico, los directores apuestan a una forma de presentar la historia (que parece estar filmada con una cámara de Super 8) y a una banda de sonido que por momentos parece entremezclar el Bolero de Ravel con la “Memories” de Cats, para trazar un viaje al humor más absurdo, al surrealismo en grado extremo, donde el espectador deberá subirse a una propuesta tan creativa como descabellada.

Esta apuesta a la comedia absurda no es para nada fácil, sobre todo cuando las cosas parecen haber llegado a su límite y los directores no tienen ningún pudor en apostar a más. Lo que seduce en “LA REINA DE LOS LARGATOS” es que, a pesar de lo disparatado de las situaciones, el registro actoral no es ni explosivo ni extrovertido, todo por el contrario, el naturalismo con que se construyen los personajes, se contrapone al delirio de las situaciones –que enternecen por el trasfondo profundamente naïf que las atraviesa- produciendo una excelente mezcla, que logra el efecto deseado.

Pero nada está librado al azar. Por más descontracturada que parezca la propuesta, cada uno de los detalles en las elecciones de los formatos y los estilos, tanto desde la dirección como desde el diseño de arte, evidencian un cuidado obsesivo por el detalle y la búsqueda de un estilo propio que sea coherente con lo que se propone. Así se mezcla ese Super-8 que contagia una sensación vintage, con algunos colores pasteles o con una cámara dispuesta, por ejemplo, a subrayar aún más los rasgos extraños de los protagonistas, donde por momentos, esa diferencia de altura que hay entre ellos remite a otros “cuentos”, a otra temáticas –hay algo de un gigante y una princesa que podría interpretarse en esa elección-.

Allí están, perfectos en sus criaturas, Javier Botet como el alienígena a la espera de la nave nodriza en su rescate y Bruna Cusí como una madre separada, que sólo quería tener un amor de verano y se ve envuelta en algo mucho más complejo y extraño.

“LA REINA DE LOS LAGARTOS” demuele cualquier receta de comedia romántica para construir una propia, sensible y humana, dentro del delirio y el absurdo sin que esto signifique que el sinónimo de comedia delirante es reírse a carcajadas. Martínez y González apuestan a otro registro, mucho más sutil, para que los personajes tengan mucha humanidad (algo paradójico hablando de extraterrestres) y transiten un sabor agridulce que los hace mucho más interesantes todavía.