¿Cómo se construyen los ídolos en el deporte? ¿Son figuras solitarias o figuras colectivas? ¿Cuántas voces caben en una crónica personal? Éstas y otras cuestiones están entrelazadas en el documental de investigación “Vilas: serás lo que debas ser o no serás nada” que emite Netflix. En esta nota el análisis “de lo que no se dijo” de la serie, desde la perspectiva del Psicoanalista cinéfilo, Mario Betteo.
Sorprende que su producción sea tan polifónica, porque trata en un principio de la investigación, que llevó a cabo el periodista de tenis Eduardo Puppo, a raíz de la pregunta: ¿Qué causó que a Guillermo Vilas nunca la ATP lo ubicara en el puesto número 1 en la lista del ranking mensual del tenis internacional? ¿Cómo explicarlo? ¿No habría que abrir ese expediente para probar la injusticia de haberlo desplazado a ser el número 2 en 1977-78 cuando Vilas era en ese momento quien más torneos había ganado?
Dos narraciones coexisten en el film. Por un lado, una suerte de biografía personal de Guillermo Vilas, donde la cámara recorre sus inicios en Mar del Plata, su familia, los torneos, el ascenso en el ranking, los encuentros consigo mismo a través de las cintas de cassettes que él grababa obstinadamente mientras hacía las giras y además escribía su diario de vida como tenista: documentos que sólo recientemente fueron abiertos por Puppo con el fin de engrosar y darle más cuerpo a su investigación.
Vilas enloquecido por el rock de aquellos años; su posterior inclusión como aficionado en las bandas de Spinetta y Lebon; sometido a entrenamientos muy exigentes de la mano de los sucesivos trainers; sus viajes por el mundo; su encuentro con Krishnamurti que le cambia la vida; los amigos del deporte (Borg), su casamiento en el 2005, sus hijos, y recientemente su enfermedad neurológica que lo consume y lo ausenta de los lugares que el tenis, y su enorme capacidad deportiva, había logrado producir. Mientras el ídolo del tenis argentino se aleja de aquellos tiempos de coronas y copas y se va apagando, se mantiene viva la llama que congregó las miradas de tantos jóvenes y que ayudó a divulgar el tenis en la sociedad argentina como nadie lo había hecho antes.
El tenis es un deporte súper individual, de cierta elite social, reservado a quienes tienen un respaldo económico para enfrentar los costos que implica el traslado y el entrenamiento para acceder a los torneos más redituables monetariamente. La raqueta y la pelota amarilla pasan a ser el instrumento, la herramienta que sólo algunos pueden hacer rendir de una manera llamada “artística”.
Vilas era zurdo. No políticamente hablando (al menos no aparece así), sino que su brazo izquierdo era el que usaba para golpear la pelota. Privilegio que sólo algunos otros comportan (Nadal por ejemplo) y que ofrece cierta ventaja frente a los diestros. Ya veremos cómo este brazo quedó marcado con una falta escrita en el cuerpo y lo que en ella se permite leer.
Por otro lado, intercalada, editada, está la crónica de este periodista de investigación, especializado en el tenis, Eduardo Puppo, quien hizo literalmente suyo un reclamo que Vilas había hecho llegar semi oficialmente en aquellos tiempos, a propósito de su injusta clasificación. Puppo aparece totalmente entregado, atrapado, en probar la validez del reclamo de Vilas, en una partida para ganarle a la historia, tomando el carácter de una misión, que le tomó algo así como 12 años de su vida llegar a cumplirla. Los fracasos en la tarea de hacer los cálculos necesarios para encontrar la verdad; su familia que sufre la invasión de esa tarea en la vida hogareña quedando relegado todo a un segundo plano; la intervención de la esposa de Puppo con el fin de ofrecerle una ayuda para mejorar el método de cálculo que reparara la falla que habría habido en aquel entonces; la inclusión de Vilas a partir del 2013 en la aventura; la escritura de un libro acerca de Vilas; en el 2016 pasa a recibir de Vilas todas sus pertenencias (miles de objetos guardados por Vilas relacionados al tenis), quedando como depositario y custodio de toda esa “fortuna” de Vilas.
La serie llega casi hasta nuestros días, cuando a través de abogados, Puppo logra que la ATP se pronuncie al respecto de su trabajo de investigación y de sus resultados (el llamado “Proyecto V”); asimismo, se muestra su encuentro en el año 2019 con Vilas en Mónaco: allí ocurren situaciones de vital significación a la hora de ordenar los acontecimientos y proyectar otra luz en la relación de ellos dos.
¿Qué más le hace falta a un documental sobre un personaje emblemático de la Argentina para que sea un éxito? Nada. Sin embargo, si lo vemos como un documento de los enredos de la vida de un personaje de indiscutible valor casi heroico, vemos aparecer como en tinieblas un repertorio de personajes familiares. Aquí me detengo con la clave de un misterio que nos muestra el film y que creo firmemente no fue advertido a la hora de editar la documentación. En uno de los últimos tramos, Puppo lo visita a Vilas en Mónaco para hacerle presente su apoyo y darle detalles de lo logrado hasta el momento en su demanda para que sea reconocido como Nº1 en aquellos años: el Nº 1 fascina e hipnotiza, es la marca de aquel que no tiene quien esté por arriba de él; es el límite y el reconocimiento de la sociedad; es también eso que se encuentra en el título del documental: serás lo que debas ser (1) o no serás nada (0). El cero aterroriza, es signo de una falla, de una ausencia. Ese lema tan sanmartiniano le da nombre a toda la patriada.
En ese contexto, entre ellos dos, Puppo y Vilas, queda grabado casi sin querer una brevísima imagen y un comentario al pasar. Vilas tiene escrito un tatuaje en su brazo izquierdo, con un nombre: Alejandro Vilas. ¿Quién es o quién fue? Lo único que sabemos es que fue un hermano de Guillermo, que no había sido mencionado antes. ¿Quién es ese hermano desaparecido de la historia? ¿A qué se debe esa omisión de alguien que está presente en el brazo del guerrero del tenis? ¿Desde cuándo? Silencio de una familia.
Toda la investigación posterior no arrojó ningún resultado en los buscadores. ¿Será posible? Lo único que apareció fue una frase de un artículo de La Nación que dice que “Alejandro Vilas es el hermano que apenas conoció”. ¿Será porque nació antes de él y se murió? ¿O nació después de él y tuvo poco tiempo de conocerlo por su desaparición? ¿Vilas… era el número 1 o no lo era en la serie de los hermanos? ¿Qué marca Guillermo quiso restituir con el tatuaje en su brazo, siendo que vemos a ellos dos (Puppo y Vilas) que se miran con una semi-graciosa complicidad al ser mencionado el nombre frente a la cámara que en ese momento ha quedado accidentalmente encendida? Todo esto tiene un aire de misterio. Pero allí también se encuentra el rastro de un número, de una serie que queda incompleta.
¡Qué interesante sería levantar ese velo que lo toca a Guillermo y que ha quedado en el margen del film! Tal vez hable de un dolor, o de una deuda, un revés en su historia de tenista.