El 24 de noviembre se estrena “Natalia Natalia”, que marca el regreso al cine de Juan Bautista Stagnaro. El director se refirió al desafío de abordar un policial con mujeres como protagonistas, el toque personal de Sofía Gala a la historia y lo que siente al volver a la pantalla grande luego de once años. -¿Cómo fue que nació esta idea de “Natalia Natalia”?
-Fue una convivencia. Durante mucho tiempo tenía una idea muy general de cómo tenía que ser la historia, pero no le encontraba el mecanismo narrativo que la volviera verosímil, y eso fueron, fácilmente, cinco años donde haciendo otras cosas, siempre me quedaba esa lucecita encendida de contar esta historia, por muchos motivos. En primer lugar, porque creo que es donde se reúne una cantidad de cuestiones narrativas que, ya desde aquél momento, estaba buscando hacerlas.
Por suerte, se pudo redondear esta idea que en realidad es cine negro y es policial, pero yo prefiero decir que es cine de personajes que, ocasionalmente, son policías. Siempre elijo arrancar por los personajes y bueno, ciertas cuestiones narrativas que tiene la película que me interesó mucho desarrollarlas y ojalá sean entendidas y comprendidas por el público.
-¿Cómo fue encarar y asumir el desafío de poder plasmar en la película que fueran mujeres las protagonistas, rompiendo con el estándar del cine negro?
-Sí, me encanta ver películas del cine noir, inclusive las francesas que son como una derivación que vino junto con la Nouvelle Vague. Uno de los films que me encanta es “Ascensor para el cadalso”, de Louis Malle. Y sí, en general el cine negro tiene cosas que me gustan mucho; aquello de una estilización de la historia en lo formal que se produce con la irrupción de los cines que venían escapando de la guerra de Europa; y después la ambigüedad moral: los personajes no son buenos o malos, sino que están jugando en el límite, inclusive con héroes que en realidad son antihéroes y finales que son agridulces; todas cosas que me parecieron fantásticas y concluir en esta historia que me permite contar este tipo de relato.
Pero claro, el rol que tenían las mujeres en el cine negro era de femme fatal, eran como un objeto en disputa o, en general, con un campo digamos de acción bastante limitado dentro de las historias, y entonces dije: “Guau, ¿por qué? Esto es interesante que venga desarrollado”, pero no, en realidad estoy contándolo mal, porque parecería que yo me propuse hacer que fuera una mujer y no, la historia tal como la había pensado tenía sentido si la protagonista, el punto de vista que recorre el relato, era una mujer. Y bueno, este fue el origen, sé que es una especie de distorsión enorme de lo que es el cine negro pero espero que valga la pena llevarlo a cabo.
La historia tal como la había pensado tenía sentido si la protagonista, el punto de vista que recorre el relato, era una mujer”.
-¿Vos pensaste en Sofía Gala para el protagónico? ¿Hubo casting? ¿Cómo fue el proceso de selección de ella?
-No, no, prácticamente en cuanto arranque pensé en ella. Me gusta mucho, vi los trabajos que realizó y tiene una verdad absoluta en los ojos. En la previa de la película tuve la suerte de que pudimos hacer un trabajo telefónico, viendo cosas sobre el guion que fueron un aporte muy bueno. Y sí, cuando se dio la posibilidad se lo plantee, leyó el libro y le interesó hacerlo de primera, no hubo dudas, de modo que si bien la historia en general no fue pensada para ningún actor, en particular el hecho de poder trabajar con Sofía Gala la enriqueció.
Si bien la historia en general no fue pensada para ningún actor, en particular el hecho de poder trabajar con Sofía Gala la enriqueció”.
-Con respecto al resto del elenco Valentina Bassi, Tony Lestingi… da la confluencia de que hacen teatro. ¿Pensaste particularmente en gente de teatro para incorporar a la película?
-Es que son buenos actores y actrices. Valentina Bassi me encanta lo que hace en la película, más allá del film esa especie de atisbar a esa conversación entre mujeres, la complicidad entre las dos que se dio… Si bien los diálogos estaban escritos, ellas lo enriquecieron mucho con la actuación, es un placer atisbar ese mundo, es un poco lo que tenemos de referencia de Bergman o Woody Allen, que no pretendo eso.
Respecto a Diego Velázquez fue más una búsqueda; me gustó mucho una serie que hizo con Ana Piterbarg y Fernando Spiner, “Los siete locos”. Yo no lo conocía y cuando lo vi dije: “Guau, que actor el tipo este”, después viéndolo en teatro es un actor estupendo y además muy abierto, muy colaborador, realmente fantástico. Tony Lestingi fue una sorpresa, lo conozco de la época donde era compinche con Mauricio Dayub, había hecho una obra de teatro “A lo loco” mucho tiempo. Así que es un placer trabajar con él.
-¿Hacia cuánto tiempo no estrenabas en cine?
-Once años.
-¿Qué se siente volver a la pantalla y con esta película que parece ser alejada de algunas cosas que has hecho?
-Se siente curiosidad, nerviosismo; igual las miradas en general son muy positivas. Creo que esta película es una puerta abierta para un par de proyectos que tengo ganas de hacer, ya que tengo dos trabajos que, por diferentes motivos estuvieron en preproducción y se cayeron, sobre todo por lo económico y por el cagazo natural de los productores.
Creo que esta película es una puerta abierta para un par de proyectos que tengo ganas de hacer”.
Uno de ellos se llama “El arroyo azul” que recrea, en realidad en la última versión es mucho más que una recreación, un hecho que había sucedido en 1985 sobre una importante empresa farmacéutica norteamericana que vino a hacer una experiencia de vacunas acerca del virus de la varicela en el ganado, sin pasar por el permiso del Ministerio de Salud. Esto se conoció a través de un artículo del New York Time y se armó un despelote sumamente grande, y bueno era en la ciudad de Azul. Esta es una ficción que recrea ese hecho con el verdadero protagonista. A decir verdad, la última versión no es una recreación, sino que es una ficción en época actual apoyándose en ese hecho.
El otro es un proyecto que sí estoy conviviendo hace mucho tiempo, ya que para mí es un deber casi producirlo. Se trata de relatar la juventud de Quinquela Martín, que es una época en la Boca donde se mezcla la prostitución, el anarquismo…
-¿Quién va a ser el protagonista?
-Acá sí tengo que trabajar con el casting, porque lo tomo en la época que no es todavía Quinquela Martin, es Chinchela y entonces tiene que ser, en la primer parte, un actor joven que, seguramente, tendrá que salir del casting. Aunque sí tengo quiénes me gustaría: Mauricio Dayub sería una posibilidad, ya que además de ser muy amigo y trabajar mucho juntos, es un gran actor.
Edición periodística: Andrea Reyes