Náufrago de Martín Farina y Guillermo Villalobos. Crítica.

Farina, un prolífico director, autor de una decena de obras entre otras El Fulgor, en este caso se unen con Villalobos para presentar Náufrago en la 37 edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Por Nito Marsiglo.

Ser padres o adolescentes. En esa interesante disyuntiva se define si logramos dar el paso a la madurez emocional. Y el elemento clave está en si asumimos nuestras responsabilidades o si continuamos diciendo que la culpa la tiene el otro.

Náufrago es una obra que posee muchos logros. 

Comienza, siempre con la voz en off de Willy Villalobos, como una película de misterio. La fotografía y los efectos sobre ella acompañan magníficamente esa atmósfera. 

El puerto de Buenos Aires, de noche y una voz con un tono cansino casi perezoso como el de alguien en su estertor narrara su posible pronta muerte.

Con ese clima comienza y va mutando, pasando a un modo de ensayo poético, en donde Villalobos cuenta su historia, sus miedos, sus padeceres durante la dictadura. 

Para cerrar en un modo documental donde un grupo de amigos analizan lo sucedido en aquellos oscuros tiempos de la Argentina.

El testimonio de un militante peronista que durante la pasada dictadura fue secuestrado por los militares podríamos decir que es solo una historia más de las ya tantas contadas en el cine argentino. 

Sin embargo la forma en que está narrada, la estėtica elegida por el director, ese modo ensayo casi onírico pesadillesco y la atmósfera que va creando la convierten en un film exquisito.

 En Naufrago Villalobos nos cuenta como a los frescos 22 años pasó de la adolescencia a la adultez.

Puntaje: 90.

Calificación:

Arte
Fotografía
Guion
Montaje
Musica

La forma en que está narrada, la estética elegida por el director, ese modo ensayo casi onírico pesadillesco y la atmósfera que va creando la convierten en un film exquisito.

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