Cuando la hija de una amiga le confiesa que está enamorada de una mujer mayor, Iris sospecha que se trata de ella y se ilusiona inevitablemente. Pronto la duda tomará el control de su vida, deteriorando su relación actual y llevándola a cuestionar todo dentro de ese margen de error. Por Bruno Calabrese.
Con un estilo que nos remite al cine de Almodóvar, la directora Liliana Paolinelli, nos inserta en el micro mundo de un grupo de mujeres lesbianas. Una de ellas, Iris (Susana Pampin), lleva 23 años de noviazgo con Jackie (Eva Bianco) con libertad absoluta, cada una viviendo en sus respectivas casas. Toda esa armonía existente entre las dos se desmorona cuando Maia (Camila Plaate), la hija de una amiga le confiesa que está enamorada de una mujer mayor.
A partir de ciertos indicios Iris comienza a creer que es ella, lo que empieza a generarle un sinfín de cuestionamientos a su relación, a todo lo que sucede en su entorno. A la par se obsesiona con Maia. La película devela cuestiones como la necesidad del deseo y el sentirse deseado. ¿Cuánto influye en Iris esa necesidad en la interpretación de los hechos que suceden alrededor de Maia?
La directora maneja de manera inteligente las situaciones ambiguas logrando que las mismas se sucedan con fluidez con el fin generar en el espectador la duda sobre si lo que sucede es como Iris piensa o es un malentendido. Nada de eso sería posible de no ser por las muy buenas interpretaciones de la dupla protagónica (Susana Pampin y Camila Plaate), quienes se lucen en sus papeles. Excelentemente secundada por Eva Bianco como la tercera en discordia dentro de los sucesos. Los diálogos entre las amigas, las situaciones incómodas y los desencuentros amorosos; todo encaja a la perfección en una comedia con tintes dramáticos muy entretenida.
Puntaje: 90.
- Crítica realizada en el marco del BAFICI 2019.