Román (2018) es un film dirigido por Majo Staffolani que narra la historia de un agente inmobiliario quien, en determinado momento de su vida, se siente atraído por otro hombre mucho más joven que él.
La película está protagonizada por Román (Carlo Argento), un agente inmobiliario de 50 años, cuya vida transcurre sin sobresaltos hasta que su deseo se impone con fuerza. Esto sucede cuando, en una oportunidad, el personaje experimenta un despertar sexual diferente que lo impulsa a tomar las riendas de su vida, asumiendo con naturalidad las cosas que le pasan y dejando de lado los cuestionamientos personales.
La cinta comienza con una escena laboral. Esa rutina se produce no solo a nivel espacial (ir de la casa al trabajo y del trabajo a la casa) sino que se replica en lo discursivo y en lo personal: en reiteradas ocasiones, por ejemplo, se puede escuchar al protagonista recitar -casi como un autómata- los requisitos que los inquilinos deben cumplir para lograr alquilar una vivienda. En cuanto a lo personal, su matrimonio de años pasa desapercibido, es una relación que transcurre sin pena ni gloria; y en lo laboral, es un hombre que tiene muchas aspiraciones de crecer, pero cuenta con un jefe que lo manipula e ilusiona con promesas que nunca llega a cumplir.
El deseo articula la trama y pone al descubierto los diferentes matices con que están construidos cada uno de los personajes. En un momento determinado, el jefe de Román lo expresa con claridad: “Uno se acostumbra a desear por miedo a concretar”. En la película, la crisis motiva el cambio y prolonga la búsqueda del deseo sin temor. Eso se suma a la necesidad de encontrarse consigo mismo, hecho que se advierte con claridad en una escena donde se lo puede ver encerrado en una casa vacía y ajena, intentando escucha su propia voz, expulsando los sonidos externos que llegan a través de un portero eléctrico que arranca de un golpe certero.
En esta cinta, Staffaloni muestra cómo asumir el deseo significa desestabilizar las bases de una vida monótona y lineal, abriéndose a la diferencia sin pretensiones ni demasiadas explicaciones. Tras vivir nuevas experiencias, el personaje se libera de la cárcel de lo convencional y sale en busca de lo que su deseo reclama. Esta mutación interna se vuelve visible cuando, en un primer plano, el protagonista sonríe luego de su primer encuentro con Lucas, un joven veinteañero, amigo de su hija.
En suma, este largometraje no juzga ni replantea aquellas decisiones personales, simplemente muestra el modo en que las personas se deciden por unos caminos y no por otros. Apuesta a salirse de la rutina, observar el mundo y tomar decisiones que a uno lo transformen y liberen. Se trata, en definitiva, de un aprendizaje sin edad y de un renacer en y desde sus propias decisiones. Alejada de las posturas convencionales que giran en torno a la expresión “salir del clóset”, el trabajo de Staffolani pone el foco en la manera en que las decisiones deben asumirse sin culpas y con naturalidad.
Calificación
Actuación
Arte
Fotografía
Guión
Música
La película logra conmover creando una atmósfera particular donde el deseo y las decisiones ocupan el centro de la escena.