La película dirigida por Eugene Kotlyarenko, deja en evidencia qué puede llegar a hacer el ser humano con tal de ser famoso, a costa de perder sus propios principios.
El ser humano de hoy vive regido bajo la tecnología y las redes sociales, las que llevan de algún modo a ser esclavos de ellas: mirar el teléfono constantemente las 24 horas y estar pendiente a cuántos likes o comentarios tuvo la última foto, si salió correctamente o si ese filtro no pudo tapar esa imperfección que no se quiere ver; todo el tiempo se busca trascender consciente o inconscientemente, y dejar de ocupar un lugar común para arañar un poco más de reconocimiento. Pero, ¿a qué costo? ¿Qué cosas arriesgaríamos para lograrlo?
“Spree”, dirigida por Eugene Kotlyarenko y producida por el músico Drake, muestra a Kurt Kunkle (Joe Kerry), un streamer que busca de sobremanera tener más seguidores y hacerse famoso creando su propia plataforma para llevar pasajeros. El problema es cuando cree que alejarse de lo correcto sería el mejor camino para lograr su cometido.
La película lleva el recorrido del personaje en cámaras 360 dentro del vehículo a través de un “falso documental”, donde se lo observa todo el tiempo como si estuviéramos viendo su perfil de Instagram o en alguna aplicación donde pudiese transmitir en vivo. Si bien no posee un guión demasiado trabajado ni con giros argumentales evidenciados, el protagonista casi que se carga toda la película y su punto de vista hace que cada vez sea más atrapante la forma en la que se está viendo.
En conclusión, “Spree” expone a qué cosas estarían dispuestas las personas a hacer desde su lado egoísta, buscando el rédito propio sin importar las consecuencias a corto y a largo plazo, poniendo al espectador en un lugar incómodo y hasta morboso en el que termina siendo cómplice de sus actos.
Desde ahora, detenerse a revisar si no hay alguna cámara indiscreta en el taxi no vendría nada mal.
Crítica de "Spree".
Dirección
Montaje
Arte y Fotografia
Música
Actuación
Un film que deja en evidencia qué puede llegar a hacer el ser humano perdiendo sus propios principios.