Crítica de “Lulú, una tragedia monstruo”

“Lulú, una tragedia monstruo” es la adaptación del texto del dramaturgo alemán Frank Wedekind que realizaron Cintia Miraglia y Miguel Sorrentino. La obra protagonizada por Iride Mockert, junto a Héctor Bordoni, Carlos Ledrag, Horacio Marassi y Miguel Sorrentino cuenta con la dirección de Cintia Miraglia y se presenta todos los sábados a las 20hs en el teatro El Portón de Sánchez (Sánchez de Bustamante 1034).

La obra se inicia con todos los personajes en escena, uno de ellos es la imponente Lulú, que con un látigo en mano, como la domadora de un circo, narra su historia y pone en contexto al público presente. Ella se muestra poderosa sobre los cuatro hombres que se mueven a su alrededor, quienes como fieras humanas obedecen sus órdenes.

El espectáculo está en marcha, guitarra, bajo y teclado suenen en vivo, mientras la protagonista se hace dueña de la escena para capturar la atención de todos allí presentes, personajes y espectadores, para soltarlos solo en el final del mismo.

De esta manera, Lulú, seductora y deseable, cautivará sus vidas, como una femme fatale jugará con sus deseos y volverá sus cabezas del revés. Pondrá en aprietos de forma indirecta la vida de sucesivos hombres, desde su primer esposo, pasando por el pintor que la seduce, un aristócrata o un amante. Imponiendo una atmósfera de perdición, como una caja de Pandora que se abre antes los hombres que caen bajo su hechizo. 

Una excelente reinterpretación del texto de Wedekind, convertido en una explosión artística, donde conviven el circo y el teatro, con grandes intérpretes que actúan, cantan y hacen música en vivo, guiados por la potente voz de Iride Mockert, quién se gana al público desde el primer momento que sale a escena.