El realizador Moroco Colman dimensiona en su filme “La noche más larga” la impunidad que manejaba el violador serial cordobés Marcelo Sajen. En la piel del Daniel Aráoz quién lo absorbió sin reservas su protagónico . Colman deja inquietos a los espectadores con una película visualmente ecléctica, terrorífica y dramática. Por. Florencia Fico.
El filme “La noche más larga” cuenta la historia del violador serial, Marcelo Sajen, quién perpetró incontables violaciones en el territorio argentino. El artista Daniel Aráoz lo encarna en la película “La noche más larga” de Moroco Colman.
En 19 años atacó a más de 93 mujeres en la ciudad de Córdoba, durante 1985 a 2004. Aunque parecía ser un papá y esposo correcto. Se sospecha que la lista de víctimas es el doble, debido a que las mujeres no se animaron a realizar la denuncia. Las víctimas, estudiantes muy jóvenes, eran captadas en la vía pública, trasladadas a 12 cuadras entre la gente, mientras el violador las forzaba a que lo abracen como si fueran su novias.
La dirección de Moroco Colman diseña una experiencia cinematográfica atemorizadora, inmersiva y provocativa. Un filme que continúa su línea dramática de “Fin de semana”. Aunque en ésta cinta dispara una película con suspenso y puñetazos de realismo social y envolventes tramos de terror.
El actor Daniel Aráoz compone a Marcelo Sajen con un porte impulsivo, ferviente, efervescente e iracundo. Araoz se mete en la piel de la bestia desde su caracterización postural y gestual. El colectivo de actrices cordobesas Camila Murias(Ana), Sabrina Nuñez(Malena), Rocío Figueroa Sobrero(Angélica), Romina Arietti(Tristana), Pola Halaban(Mariela), Constanza Villarruel (Guadalupe) en sus interpretaciones esbozaron el martirio, lo escalofriante y con algunas exposiciones al desnudo. Hicieron una lectura corporal y verbal de los episodios con violencia sexual propinados por el abusador. Ellas supieron exteriorizar en sus papeles que tienen un correlato testimonial. Las artistas Vanina Bonelli y Carolina Godoy encarnaron a las dos mujeres con quienes Sajen tenía una relación sentimental. Ambas le dieron una personalidad parca, fría y contestatarias.
El guion de Moroco Colman tiene cuatro capítulos “El rapto”, “Lo inimaginable”, “El primer caso 9 de septiembre de 1985” y “El principio del fin” que sirven de guía para conocer cómo se daban las violaciones: el modus operandi. Los mecanismos de perversión explícitos del abusador. La doble cara de la ciudad Nueva Córdoba como postal turística a la vez epicentro de la tortura más aberrante. Los orígenes del acosador como ladrón y padre de familia; en los cuales reforzó sus formas de dominación de las personas y situaciones. El emblemático correo electrónico de Ana una de las víctimas, que se atrevió a relatar cómo el sujeto se manejaba. Y desplegó toda una cadena de adherencias a su lucha contra el violador serial. Ya sea en manifestaciones bajo la agrupación: “Podemos Hacer Algo” , silbatazos. Las consecuencias del caso expuesta en los medios. Donde las mujeres llegaban a decir no salir producidas para no vivir esa escabrosa situación. Colman con una narrativa propia de la crónica policial perfila al delincuente, visualiza a las víctimas, recoleta y contextualiza su filme con material de archivo y fotográfico. Aplica una narradora de los sucesos que posiciona al espectador; en una escucha activa que transmite los sentimientos de esas mujeres.
El director Moroco Colman coloca un fragmento de cuadros pictóricos; con mujeres en posición de sumisión. Es el ejemplo: “El rapto de las sabinas” del artista frances Nicolas Poussin. Donde la temática histórica demuestra cómo el hombre se hizo del cuerpo femenino de su propiedad, el apoderamiento de sus voluntades, en un ritual consensuado por el patriarcado donde los hombres eliminan la voz de las mujeres en manada y en serie. Ese estilo bárbaro, machista, primitivo y animal estuvo en Marcelo Sajen en Nueva Córdoba. En aquella Córdoba donde el policía le mira la cola a las jóvenes. Los políticos usufrutuan del asunto para el clientelismo bajo tácticas conocidas como la búsqueda del delincuente bajo recompensa. Una justicia burocrática asimismo sus representantes que revictimizan a la mujer. Preguntándole en sus declaraciones: “¿Vos no hiciste nada para excitarlo?” o los médicos legistas en sus prácticas.
La dirección de fotografía en manos de Sol Lopatín, Diego Arroyo, Gustavo Biazzi y Fernando Lockett emplean planos secuencia para activar un filme que se sumerge en el arremolinado clima de las violaciones. Elaboran encuadres cerrados para dar esa sensación claustrofóbica del momento .Las locaciones reales sirven para dar identificación con el público. Se usan grúas y travelings para dar esa percepción de constante movimiento; y tomas giratorias que dan ese ambiente acorralado en los que se hallan las víctimas. La iluminación también se suma al clima frío; con determinadas sombras, penumbras y claroscuros que daban esa esencia terrorífica, siniestra y macabra del violador. La película brinda grandes momentos de impacto visual: con fotomontajes, diseños creativos en los paratextos como subtítulos y tomas cenitales que generan más vértigo al filme.
La música de Juan Sorrentino utiliza arreglos y mixes en base electrónica lo que impulsa una melodía más metálica e industrial que transporta al espectador a un espacio incómodo. La captura de sonidos incidentales por Hernán Conen es exactamente lo que hace marca en la experiencia del filme; que por momentos ensordece como esa voz callada de la víctima por el violador. Ese ruido interno que transita la víctima, sus pasos, gritos de auxilio y las resistencias corporales. A su vez, los efectos tronadores continúan repercutiendo en el espectador; que se ve aludido y asustado por las secuencias fílmicas.
El director Moroco Colman compone un filme dramático variopinto que mezcla un registro basado en hechos reales; con una coloratura que combina terror, thriller y documenta al violador serial más cruento pero encubierto de la historia argentina: Marcelo Sajen. Encarnado por el actor Daniel Aráoz quien lo imprime vorazmente y enmarca la película en un completo realismo.
Puntaje: 85
Dirección
Fotografía
Reparto
Guion
Música
El director Moroco Colman compone un filme dramático variopinto que mezcla un registro basado en hechos reales; con una coloratura que combina terror, thriller y documenta al violador serial más cruento pero encubierto de la historia argentina: Marcelo Sajen. Encarnado por el actor Daniel Aráoz quien lo imprime vorazmente y enmarca la película en un completo realismo.