Hoy, a los 78 años y víctima de un cáncer de pulmón, enfermedad por la que venía luchando hace bastante tiempo, acaba de fallecer el excelente actor de cine, teatro y televisión Arturo Bonín. Jamás bajó los brazos y siguió trabajando hasta último momento.
Siempre con proyectos en carpeta (“la única manera de sentirse vivo”, solía decir), humanista, discreto, buen compañero y siempre comprometido con la realidad social (participó en “Teatro por la Identidad”). Mantuvo una conducta personal y profesional, impecable a lo largo de su fructífera carrera. La cual comenzó en films de corte picaresco (llegó a participar en alrededor de treinta películas), hasta que con el advenimiento de la democracia se jugó por films fuertes y comprometido: “Asesinato en el Senado de la Nación”, “Contar hasta diez”, “Bairoletto”, “
Se hizo famoso por participar en un comercial de “Criollitas”, pero no llego a marearse con la fama que le desembarco repentinamente y se abocó de lleno al teatro, su otra gran pasión. Con trabajos notables en obras como “Los pequeños burgueses”, “Juan Manuel Borkman”, “Las brujas de Salem”, “La luna en la taza”, “Alguien velará por mí”, “La mujer justa” y “Un instante sin Dios”, entre otras. Dejó su porte de galán para encarar proyectos más jugados y también logró notoriedad en televisión con la conducción del programa testimonial “Yo fui testigo”. Además logró suceso popular con “Regalo del cielo” y “De corazón” hasta su última participación en la tira del Trece: La 1 5/18. Somos uno. Fue mecánico y kiosquero hasta convertirse en un actor de brillante trayectoria, discreto, amable,