“Fidel niño valiente” de Mario Verón. Crítica.

El hombre y el caballo, hermandad eterna.

Como todos los jueves, la cartelera de los cines se llena de estrenos y este 16 de septiembre el turno es de “Fidel niño valiente”. La película documental de Mario Verón, además podrá verse de manera gratuita por una semana en la plataforma Cine.ar. Trabajar y jugar están al mismo nivel en la vida de Fidel, solo sobrepasada por su pasión por los caballos. 

Junto a su hermano, Fidel se muda desde Paraguay a la Argentina para trabajar en el campo como peón. Así de esta manera poder ayudar económicamente a su madre, quien se quedó en su país natal. Allí consiguen a “Che negrito” un caballo con el cual correrán carreras y ganaran dinero. Al menos hasta que el corcel tiene un accidente y queda incapacitado de correr, los hermanos harán todo lo posible por curarlo.  

El tranquilo desarrollo de la vida de estos chicos se asemeja a aquella épica gauchesca que describieron José Hernández y otros. Allí donde la simbiosis hombre/caballo es tal, que si no fuera por la individualidad de los cuerpos, podría hablarse de alguna especie de centauro. Cuando Fidel tiene un caballo está completo, todo es posible para él. Los cuida, limpia e alimenta incluso mejor que a él mismo. Una extensión de su ser. 

Al mismo tiempo, la familia creada por los hermanos, no podría estar más alejada del sistema socioeconómico en el que nos movemos la mayoría. Trabajan cuando pueden en el campo y cuando no, consiguen ellos mismos el sustento, ya sea vendiendo algo o pescando con rudimentarias herramientas. Si bien necesitan el dinero para ayudar a su madre y así poder volver a verla, no se muestran disconformes con su modo de vida, aquel donde la naturaleza provee, tanto como el dinero. 

Todo lo que vemos genera un halo de naturalidad, la fotografía minimalista del documental se exprime al máximo. Utilizando en gran mayoría, si no es todo, luz natural, la penetrante mirada del lente de la cámara capta bellos atardeceres o íntimas conversaciones a la luz de las velas. La electricidad es un lujo que la choza de Fidel no posee, por diversos motivos. Consiguiendo reflejar la íntima relación entre los hermanos, los caballos y su cotidianeidad. 

A lo largo de la hora y doce minutos que dura el documental, conviven el dolor y la alegría, la desilusión y la esperanza, la supervivencia y la pasión. Todo retratado de manera honesta y verídica, “Fidel niño valiente” de Mario Verón logra esto, sentirse real. Ingresar al espectador en el mundo de estos muchachos. Observando, sin prejuicios, sin juzgar, estando ahí realmente.

Calificación.

Dirección
Montaje
Arte y Fotografia
Música

A lo largo de la hora y doce minutos que dura el documental, conviven el dolor y la alegría, la desilusión y la esperanza, la supervivencia y la pasión. Todo retratado de manera honesta y verídica, "Fidel niño valiente" de Mario Verón logra esto, sentirse real. Ingresar al espectador en el mundo de estos muchachos. Observando, sin prejuicios, sin juzgar, estando ahí realmente.

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Francisco Mendes Moas

Estudio, hago y escribo sobre cine. Mi relación con el séptimo arte siempre peligra con convertirse en una peligrosa adicción.

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