“1978” de los hermanos Onetti, se estrena el próximo jueves 6 de marzo

Argentina, organizador del mundial de fútbol de 1978, juega la final frente a la selección de Holanda en el estadio Monumental de Núñez. El evento se desarrolla con total normalidad mientras el país se encuentra inmerso en la más horrorosa dictadura cívico-militar de su historia.

Los televisores y los programas de radio trasmiten dicho acontecimiento con total naturalidad, en tanto, en un centro clandestino de detención cuatro policías vestidos de civil juegan a las cartas entre detenidos ilegalmente, que son torturados de forma violenta. No obstante, algo verdaderamente extraño e inesperado está a punto de acontecer.

El film, dirigido por los hermanos Luciano y Nicolás Onetti (“Los olvidados”, 2017. “Abrakadabra”, 2018) que cuenta con las excelentes actuaciones de Agustín Pardella, Carlos Portaluppi, Mario Alarcón, Agustín Olcese, Jorge Lorenzo, Santiago Ríos, Gustavo Bonfigli, Paula Silva y Gustavo Pardi tendrá su estreno en cines el próximo 6 de marzo, luego de su paso por el 39° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

De esta manera, el relato que se inicia con una narrativa tensa ambientada en uno de los momentos históricos más horrorosos de nuestro país, se va convirtiendo de a poco en una historia de terror sobrenatural, cuando un grupo de torturadores irrumpe violentamente en un domicilio y secuestra a un conjunto de jóvenes. Allí, lo que comienza como un interrogatorio, se convierte en un verdadero martirio, los jóvenes secuestrados resultan ser parte de un macabro culto guiado por una fuerza sobrenatural desconocida.

A continuación, encerrados en una habitación y en medio de un extraño ritual emergen espectros monstruosos, que hacen que el miedo y la desesperación por escapar del lugar ya no sea solo parte de los secuestrados sino también de los represores, en una especie de venganza sobrenatural que descoloca a todos los presentes.

Por lo tanto, con un excelente trabajo de maquillaje que hace impactante a esos humanos con mezcla de monstruos y un manejo sensacional del sonido donde las puertas crujen y los silencios se vuelven desesperantes, los hermanos Onetti construyen la historia con una narrativa perturbadora sobre una tensión gradual que consigue mantener al espectador en un estado constante de incertidumbre.

De este modo, en lugar de recurrir a sustos repentinos, el relato refleja el horror por medio de una atmósfera densa y opresiva que muestra la angustia interna de los personajes, ofreciendo así una experiencia cinematográfica cautivante, que logra sobrepasar los límites del género de terror convencional.