“Otacustas” de Mercedes Gaviria Jaramillo. Crítica.

La vigésima edición del DOC BUENOS AIRES hizo su presentación el 27 de octubre con Otacustas, un cortometraje dirigido por Mercedes Gaviria Jaramillo que trabaja con el sonido como eje central para narrar la historia y, también, de la historia en sí.

“Otacustas”, término ya en desuso, refiere no sólo a alguien que espía o escucha, sino que también habla de aquella persona que trae chismes y cuentos desde otros lados. El cortometraje dirigido por la colombiana Mercedes Gaviria Jaramillo toma esta idea (que también es el título de la producción) como punto de partida para contar sus vivencias desde una perspectiva distinta: relatos del día a día en los que las dicotomías sonido-silencio y sonido-imagen tienen un rol fundamental.

En paralelo, el documental se adentra en los numerosos significados que se le dan a la palabra “silencio”, refiriéndose particularmente al asignado por la autora Pauline Oliveros en su libro Deep Listening. Además, intercala fragmentos de escenarios de su rutina diaria en un monoambiente de Buenos Aires con noticias de actualidad, intersecciones entre ambas esferas que, si bien parecen lejanas, se relacionan íntimamente entre sí. Las unidades constitutivas del ser humano (la política, los conflictos sociales, el deseo sexual, los afectos) se encuentran en una red, conectadas una con la otra: este concepto es el eje narrativo del film.

Mercedes Gaviria Jaramillo, además de ser la protagonista, es quien le dio vida a este proyecto cinematográfico. La directora colombiana de 28 años presentó con ésta su segunda producción en 2020, junto con el largometraje “Como el cielo después de llover”. 

En el mundo de la predominancia de lo visual, en un contexto en el cual las imágenes son repetidas y exageradas hasta el cansancio por los medios masivos de comunicación, Otacustas se corre del foco hegemónico y aborda situaciones de la vida cotidiana haciendo hincapié en el el sonido y el silencio.