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Vanessa Ragone: “La película es impactante y conmovedora, y cuenta la historia de principio a fin”.

Este jueves, 19 de mayo, se estrena en Netflix el documental "El fotógrafo y el cartero: El crimen de Cabezas", y en Cine Argentino Hoy entrevistamos a su productora, Vanessa Ragone.

Llega el estreno de “El fotógrafo y el cartero: El crimen de Cabezas”, por la plataforma de Netflix, y Cine Argentino Hoy dialogó con su productora, Vanessa Ragone. En la nota, abrió su corazón y nos contó por qué se interesó por el crimen del reportero gráfico; qué relación tiene la trágica historia con su vida familiar; por qué eligió hacer una película más del orden político; y cuán difícil fue conseguir la palabra de Eduardo Duhalde: figura clave en el caso.

Póster de "El fotógrafo y el cartero: el crimen de Cabezas". (Netflix)-Vanessa, ¿entramos en un documental más de orden político?

-Sí. Si bien hay un crimen en el mismo, éste después desemboca en una gran actividad social a partir del delito. En gran parte, es lo que más nos interesó contar en el documental. Es decir, mostrar qué pasó a partir de ese asesinato en la sociedad argentina.  

-¿Cómo surgió la idea de hacer un documental testimonial a tantos años del sucedo y reflejarlo en la pantalla de Netflix?

-Estuvimos trabajando con el director, Alejandro Hartmann, con quien ya habíamos realizado “Carmel: ¿Quién mató a María Marta?”. Ambos veíamos que en la Argentina había ciertas historias muy poderosas, por lo que significaron a nivel político, social y también en nuestra propia comunidad. Todo rondaba entre la década de los ’90 y de los 2000, observando que ahí se hallaba un momento muy complejo de nuestra historia. En este marco, el crimen de José Luis Cabezas fue tremendo. Yo lo recuerdo en términos personales, porque mis padres eran periodistas y, por lo tanto, el asesinato de un fotógrafo en nuestro país fue algo que nos conmocionó a todos los que lo vivimos. Por otro lado, este año se cumplen 25 años de su muerte, y hay una generación que no lo conoce: quizás recuerdan la frase “No se olviden de José Luis Cabezas” o tienen visto el rostro de José Luis, pero, posiblemente, no lo tienen presente. Entonces, con Alejandro nos pareció que era el momento adecuado de hacer un ejercicio de memoria y poner otra vez el tema en pantalla, conversarlo, discutirlo, contar la historia, y traerlo de nuevo, porque es algo que no debemos olvidar. Me refiero tanto a su crimen como a lo que desembocó luego con una profunda movilización social. Para nosotros, la sociedad argentina comenzaba a tomar conciencia sobre muchas cosas que no estaban bien y ocurrían, requiriendo, quizá, una acción más activa.

Era el momento adecuado de hacer un ejercicio de memoria y poner otra vez el tema en pantalla, conversarlo, discutirlo, contar la historia, y traerlo de nuevo, porque es algo que no debemos olvidar”.

-Año ’97, hija de periodista… ¿Cómo viviste vos el crimen de Cabezas?

– Yo lo recuerdo como algo que nos impactó muchísimo a nivel familiar. Yo soy santafesina, pero en ese momento ya vivía en Buenos Aires, y no parábamos de hablar porque nos parecía inconcebible, tan cruel, difícil de entender. Lo que sucede en la película es que rescata la voz de quienes vivieron el crimen en carne propia, lo cual creo que también vivió la sociedad. Algunos de los interrogantes eran: ¿Qué es esto? ¿Qué sucedió? ¿Por qué un tipo que salió a hacer su trabajo termina asesinado? Para nosotros fue un shock tremendo, y en mi cabeza siempre quedó pendiente hacer algo sobre este tema, y que debía ser desde lo documental para que las propias personas que vivieron esa historia pudieran darla a conocer y traerla al hoy.

-Este crimen ocurrió en pleno corazón de la democracia… Un periodista muerto, de alguna manera silenciado políticamente. Recordemos que Carlos Menem era presidente en ese momento y Eduardo Duhalde gobernador de la Provincia de Buenos Aires, y ambos se tiraban la responsabilidad política. Al respecto, ¿les costó mucho que el ex gobernador acceda a conversar sobre el tema?

– La película plantea esa fuerte tensión política que había entre Duhalde y Menem en ese momento, y entre medio de esa pulsión, las figuras de Yabrán y Cavallo. Fue una etapa de nuestra historia política muy compleja, con personajes poderosos desde lo político, lo empresarial y lo policial también. Es decir, las fuerzas vivas de la sociedad argentina estaban en una crisis muy grande. El ex gobernador, Eduardo Duhalde, no tuvo problema en dar su testimonio, apuntábamos a que él viniera como así también algunos personajes importantes de la política de aquél momento. Él accedió sin inconveniente e incluso con interés de dar su punto de vista, el cual así está expresado en el documental. Duhalde cuenta algunas cosas que quizá son sorprendentes o que no se habían escuchado antes. En otras palabras, el ex gobernador vino con ese estilo campechano a contar cómo él vivió el crimen de Cabezas que, sin duda, trastornó mucho sus planes políticos, y eso está explicado en la película. Tengamos en cuenta que semejante situación, donde él fue protagonista porque pasó por el lugar del crimen el día que sucedió y luego descubrió la pista que llevó a los asesinos, hizo que tuviera una participación activa en la historia, quedando muy mal ubicado, tanto así que después no pudo presentarse a las elecciones presidenciales tal como él aspiraba.

Duhalde cuenta algunas cosas que quizá son sorprendentes o que no se habían escuchado antes”.

-Con respecto al rodaje, ¿tuviste muchas piedras que saltar? Porque pasaron 25 años pero siempre queda el resabio que la tragedia vuelve a repetirse, dice la frase.

– En principio, la mayor dificultad fue que rodamos en plena pandemia, con lo cual, fue muy complejo el rodaje desde el punto de vista práctico para tener a todos los testigos, y por supuesto, requirió de muchísimo cuidado en relación a la salud de todas las personas participantes. Otro tipo de inconveniente no tuvimos. Fue un gran trabajo, especialmente, el montaje de la película; el mismo nos llevó muchos meses hasta encontrar el hilo adecuado, las palabras justas, el mejor material de archivo. La idea era que pudieran entenderse claramente la historia tanto quienes la conocían como los que no. Por otro lado, sí tuvimos gente invitada que no quiso participar, y es comprensible por lo que significa el caso: es un crimen muy doloroso para muchas personas, y socialmente también es complejo, porque los asesinos confesos están sueltos; las leyes del 2×1 los liberaron rápidamente, y eso es un poco impactante también. Parte de lo que contamos y que resulta una preocupación, fue plantear en el film cómo en un crimen de cadena perpetua los acusados quedaron libres en pocos años.

-Tuvieron la posibilidad de estrenar la película en el marco del Bafici, ¿cómo la recibió el público presente en la sala?

-El público del Bafici estuvo muy emocionado. Había gente muy diversa, desde chicos que no conocían para nada la historia y estaban repensando todo y tratando de seguir hasta los nombres, ya que hay una gran cantidad de información en el documental, entonces trataban de ponerse al día. De hecho, la vieron algunos de mis alumnos de la escuela de cine y, por supuesto, la conversación continuó después en los distintos grupos. Asimismo, en la sala se encontraba Gabriel Michi junto a su familia: él es quizá uno de los hilos conductores del film, porque fue uno de los compañeros de José Luis que estaba allí ese día y no corrió la misma suerte que el periodista, casi diríamos de casualidad, simplemente porque se fue antes de un lugar y no lo agarraron. Michi estaba súper emocionado, no había visto antes la película, pero fue un gran colaborador y confió mucho en lo que íbamos a hacer en el documental. Tuvo muy lindas palabras. Siento que en general la película es impactante y conmovedora, y cuenta la historia de principio a fin.

Yo creo que la Argentina tiene historias documentales para contar, pero no sólo por los sucesos en sí mismos, no sólo por los casos criminales que muchas veces son impactantes, sino también por sus entornos”.

-¿Cuánto tiempo les llevó el tema de la pre-producción como parte del rodaje?

-Desde el inicio hasta que terminamos la película, todo el proceso habrá llevado dos años y medio aproximadamente. Yo venía leyendo varios libros sobre el caso, y Alejandro Hartmann también. Ante todo, había un interés a título personal de ambos. Entonces, primero investigamos por nuestra cuenta, luego sumamos a un equipo de guionistas y, posteriormente, a un grupo de búsqueda de archivo.

-Hiciste dos documentales muy potentes, sos mujer de cine, de producción, estás a cargo de la Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica. ¿Se viene una tercera producción del género documental?

-Ojalá que sí. Yo creo que la Argentina tiene historias documentales para contar, pero no sólo por los sucesos en sí mismos, no sólo por los casos criminales que muchas veces son impactantes, sino también por sus entornos. Tanto en la serie de María Marta como en la película de Cabezas quisimos entender un poco más cómo era la Argentina, qué pasaba en ese momento, cuáles eran los elementos socio-políticos que interactuaban con el caso. El hecho, si querés, es un momento de la historia que tiene un poder y que es interesante de contar, siempre y cuando, podamos entender el contexto. Entonces, seguro que estamos pensando en otros proyectos, puesto que los hay. Creo que hay historias para contar en nuestro país de todo tipo.

Entrevista: Javier Erlij

Edición: Andrea Reyes

Javier Erlij

Licenciado en Periodismo, Profesor para la Enseñanza Primaria, Técnico en Periodismo, Critico de Cine. CEO de Cine Argentino Hoy.

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