Dirigida por Jessie Barr, esta película estadounidense sin duda es una de las más destacables del Festival. Considerada como un “Coming of Age” – Indie, Barr ilustra el duelo y la adolescencia en su máxima expresión.
En la primera escena, Sophie, la protagonista, está con una especie de polvo llorando y pensando en alguien. Se lo introduce en la boca hasta que se da cuenta de que no era para nada sabroso. El “polvo” era más que eso. Eran las cenizas de su difunta madre. En definitiva, el espectador puede interpretar esa acción como el hecho de que Sophie no suelta aquella muerte; y es más, hace el duelo, toda la película.
La adolescencia es uno de los momentos más significativos de una persona, Sophie Jones experimenta, tiene sexo, rompe corazones y se alcoholiza. Pero sabemos que su personalidad y esa etapa de su vida están condicionadas. Es autodestructiva, tóxica con sus amigos y con las personas que conoce. No sabe que quiere y se siente perdida en el pueblo donde vive.
Actúa de manera caprichosa y a veces se comporta de un modo insoportable. Sus amigos toleran sus cambios de ánimo y de decisiones por el duelo que está atravesando, pero a veces deciden tomar distancia. Trata de negar su dolor, pero es evidente que no está pasando por su mejor momento emocional.
Realista y cruda, Sophie Jones ilustra la vida de una adolescente mujer: las inseguridades, los miedos, las relaciones; teniendo en cuenta que está viviendo el duelo de su madre. Es un buen retrato de la adolescencia que logra que el espectador le tenga paciencia a sus actitudes.
Está filmada de forma particular y personal, logrando que el espectador se sienta parte de la película y se identifique. Natural y creíble, Jessica Barr te atrapa con esta historia.
Calificación
Actuación
Arte
Guion
Música
Realista y cruda, Sophie Jones ilustra la vida de una adolescente mujer. Las inseguridades, los miedos, las relaciones, teniendo en cuenta que está viviendo el duelo de su madre.
