Regreso a Coronel Vallejos. Crítica de Ester Agunin

Homenaje a Manuel Puig a 30 años de su muerte. No vuelvas nunca a tu pueblo: Rencores, infidencias y silencios de General Villegas .

El documental Regreso a Coronel Vallejos, del cineasta Carlos Castro, desarrolla la conflictiva relación del fallecido escritor con su pueblo natal: General Villegas, y el vínculo con el cine que vio durante su infancia.

Castro, docente en la UNLP, nacido también en General Villegas, junto con la bibliotecaria del pueblo Patricia Bargero, conocedora con amplitud de la obra literaria de Puig, intentan explicar esa incierta y compleja relación del escritor con su ciudad, quien en sus novelas transpuso la cosmovisión local a cuestiones universales presentes en todo terruño.

Bargero narra con voz en over la historia de esas desavenencias, al mismo tiempo que la ubica dentro de su trágica historia personal, y le sirve para descubrir aspectos existenciales y reparadores de su vida, como una metáfora de lo que sus conciudadanos amaron y odiaron en Puig.

Castro utiliza para su producción el aporte de viejas fotos, revistas con las notas sociales de la época, entrevistas a amigos de la infancia, a viejas vecinas conservadoras, a parientes del supuesto personaje protagonista de Boquitas pintadas, a una maestra de su escuela, a un médico, quien, al final del reportaje, confiesa lo que todos se negaban a referir: “Puig era el puto del pueblo”. Cuestión que acrecienta el rechazo en un pueblo dominado por la moral cristiana y la presencia militar, así como el proverbial conservadurismo y machismo del sector agrícola ganadero.

En los desplazamientos de Bargero con su silla, Castro aprovecha para filmar rincones paradigmáticos del pueblo, presentes en los textos.

El niño que sufría su soledad, su desafecto, su desubicación en Villegas, detecta las terribles violencias cotidianas naturalizadas en el tejido social, y se refugia en el mundo ficticio del cine, junto con su madre. Las utiliza siendo adulto como material ficcional para sus dos primeras novelas, que son llevadas con gran éxito al cine, y provocan el repudio de todo el pueblo. Para pintar su aldea utiliza los chismes reconocibles, los dichos populares: como afirma María Moreno, “como la grabación de las voces que habilitaba un tipo de escritura transformadora de la idea de ficción”.

La traición de Rita Hayworth y, especialmente, Boquitas pintadas, tanto en sus versiones escritas como fílmicas produjeron una profunda reprobación por sus convecinos, pues denuncian los abusos, las infidelidades, los lugares reaccionarios y conservadores que mantienen promiscuas relaciones de poder, que se suceden en cualquier pueblo pequeño. Según explica Tununa Mercado: “Manuel Puig desarrollaba una perspectiva captación de un aire difuso e inconsistente en ciertas relaciones humanas”.

Este sesgo Puig no lo usa para juzgar a los personajes, permitiendo que el lector saque sus conclusiones. Del mismo modo, Castro procura en su documental mostrar el pensamiento de los vecinos sin condescendencia y sin prejuicios.

Esta cuestión, sumada a la estigmatización por su condición homosexual, determinó que Puig nunca regresara a su pueblo natal. En una ocasión, el escritor sostuvo “me gustaría volver, como una mirada sin cuerpo”.

El relato, que usa fragmentos de reportajes realizados al autor, yuxtapone la reacción hacia sus libros y la historia de Patricia que construye, desde su dolor y su propia aceptación, un puente de reconciliación a través de las lecturas y reflexiones de su obra por las nuevas generaciones de jóvenes. A pesar de ello, es una geografía donde lo raro, lo diferente y la hipocresía continúan presentes.

Javier Erlij

Licenciado en Periodismo, Profesor para la Enseñanza Primaria, Técnico en Periodismo, Critico de Cine. CEO de Cine Argentino Hoy.

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