Noemí Frenkel de “Cuando ya no esté”: “Me parece muy interesante la forma en que los vínculos se cristalizan desde posturas muy egoístas”

Dialogamos con Noemí Frenkel protagonista de "Cuando ya no esté" junto a Gustavo Garzón. La película se estrenó en Cine Gaumont y está disponible hasta el 29 de marzo.

Noemí Frenkel protagoniza “Cuando ya no estés”, dirigida por Martín Viaggio. En una exquisita y maravillosa entrevista, la reconocida actriz nos detalla los vaivenes de su personaje, la química con su compañero Gustavo Garzón y mucho más. -Noemí, ¿qué significó para vos hacer este papel junto a Gustavo Garzón, siendo una película que nos toca la fibra a todos?

-Para mí hacer una película y tener un lindo personaje de pensarlo en su totalidad, de contarlo, que tenga diferentes escenas, todo un recorrido y un arco, siempre es un gran privilegio y me da mucha satisfacción. Es lo que amo hacer. Así que mi personaje de Cuando ya no esté es un papel que, a través de la relación con su marido y las circunstancias que hacen a la vida común, ella va moviéndose primero desde el asombro porque la persona que está a su lado desde hace mucho tiempo empieza a modificar su conducta y la saca de su eje, porque ella está acostumbrada a la forma de ser del otro y su relación, de alguna manera, funciona en piloto automático ya que se adaptó a ese matrimonio.

De pronto, su marido empieza a manifestar cambios que la corren de lugar en un sentido que ella lo desea, hasta que va entendiendo un poco más cuál es el trasfondo de todos estos cambios, y eso la modifica muchísimo y la confronta con conflictos de la condición humana. Pero me parece muy importante la forma en que se trabaja ese vínculo.

Para mí hacer una película y tener un lindo personaje de pensarlo en su totalidad, de contarlo…, siempre es un gran privilegio y me da mucha satisfacción. Es lo que amo hacer”.

-Es maravilloso mostrar esas pequeñas cosas que te hacen el clic y empiezas a vivir los momentos con la persona que tenes al lado…

-Sí, todo. Es una resignificación la rutina, lo que uno da por hecho, incluso las cosas que uno cree que ya son así y no hay manera de cambiarlas. A mí me interesó mucho el tema de un matrimonio de muchos años, que a pesar de tener conflictos familiares, eligieron el camino de no confrontar posiciones muy opuestas en la vida: “Yo lo hago a mí manera, vos lo haces a tu manera, pero no te voy a pedir que revises tu forma de ser”. Hay un texto que dice el personaje que a mí me gusta mucho: “Nunca vas a pensar teniendo en cuenta lo que a mí me hace feliz”, reclamándole al marido. Me parece muy interesante la forma en que los vínculos se cristalizan desde posturas muy egoístas y en las que uno piensa primero en uno y en lo que está acostumbrado.

Por eso, me parece muy interesante que en un matrimonio de gente grande que tiene toda una serie de costumbres y rituales, tal vez insatisfactorios, se pudiera trabajar todo eso con mucha sutileza, sin necesidad de ir al convencionalismo de las peleas: desde cómo uno se empieza a mirar de otra manera, a pedir algo que nunca pidió, a exponer deseos que nunca expuso,  a revisar el pasado y decisiones que se tomaron en ese momento y, por ahí, que nazcan nuevas oportunidades.  

Me parece muy interesante la forma en que los vínculos se cristalizan desde posturas muy egoístas y en las que uno piensa primero en uno y en lo que está acostumbrado”.

-¿En qué localidades de Mendoza se filmó la película?

-En la ciudad de Mendoza y en Potrerillos. Esta pareja hace un viaje, lo que representa todo un movimiento que cambia el curso de los conflictos familiares. El viaje a estos paisajes para mí es uno de los momentos más lindos de la película. Salen de la cosa urbana y eso modifica los cuerpos: se mueven diferente, se visten diferente, están más expuestos a la intemperie, así que todo eso cuenta mucho en la película.

-¿Cómo fue trabajar con los actores de Mendoza?

-Me encantó porque no nos conocíamos de antes. Particularmente, Diego Quiroga es el actor que hace de nuestro hijo y fue una delicia conocerlo. Me encanta las escenas donde estamos con él, también con el actor que hace de la pareja de nuestro hijo (Federico Ortega). Son actores muy formados, solventes y carisma. Me encantó conocerlos y compartir con ellos. Por otro lado, la actriz que hizo de médico oncóloga también es fantástica.

-Son actores que salieron por casting, profesionales…

-Sí, claro. Son actores re-profesionales, que tienen mucho recorrido en teatro. Lo que pasa es que tal vez no nos llega acá. Esta cosa que tenemos nosotros de porteña-céntrico y que solamente ocurre lo que pasa en Buenos Aires.

-Sí, pareciera que más allá de la General Paz nada existe. Es verdad.

-Sí, por favor. Son unos actores magníficos y fue una gran satisfacción que nos pudimos conectar y sincronizar. Asimismo, con el equipo técnico que eran mendocinos en su mayoría y era gente que laburó súper bien. Así que toda esa comunión que se dio en el rodaje fue muy satisfactorio. -¿Cómo fue el rodaje con Gustavo Garzón?

-Muy bueno. Yo lo sentí en el rodaje y luego lo vi en la pantalla. Se produjo una linda química entre los dos, de conexión, de adaptación. Estábamos muy presentes el uno hacia el otro: se notó en las miradas, los gestos, en cómo estábamos juntos en las escenas y cómo cada cual estaba en su personaje pero, a la vez, aprovechó lo que el otro le propuso. Gustavo es un actor muy dúctil, con muchos recursos, que tiene ese ángel donde su personaje aparece muy avinagrado y, de repente, sonríe y es como que se ilumina la pantalla. A mí me resultaba muy estimulante.

-Noemí, ¿cómo surgió la historia de la película?

-Sé que esta pequeña historia de alegoría, en la que el personaje de Gustavo Garzón decide cambiar cuando se entera que le queda poco tiempo de vida, es una anécdota que le llega a Martín Viaggio hace muchos años y luego él estuvo mucho tiempo elaborando el guion. A mí me llegó una versión anterior del guion que se ve en la película, así que fue muy lindo participar de la versión final, hacer comentarios. Martín es director y guionista y es muy abierto a hacer cambios.

A mí me gustó mucho ser escuchada y participar de la forma final que adoptó la historia. Le di consistencia a mi personaje a partir de entender todo lo que tenía para transmitir, buscando la mejor manera de encontrar cuál era la cuerda o melodía del personaje, y también encontrando la interacción con el personaje de Gustavo.

A mí me gustó mucho ser escuchada y participar de la forma final que adoptó la historia. Le di consistencia a mi personaje a partir de entender todo lo que tenía para transmitir”.

-¿Queres compartir alguna anécdota del rodaje?

-Para empezar fue una película que la filmamos en plena pandemia. Cuando la vi en el cine Gaumont me acordaba y pensé: “La verdad que no se nota para nada”. Nosotros rodamos en el invierno de 2021 y, por suerte, ya nos habíamos podido dar la primera dosis de vacuna, pero igual todos estábamos con mucho miedo y eso tiñó mucho cómo fue el anecdotario de la película. Así que fue un ingrediente que ahora quedó atrás. Por suerte, pudimos perder ese miedo de tocarnos, de abrazarnos…

Otra cosa fue que en Potrerillos hacía un frío tremendo. Fueron días congelados en plena cordillera. Se nos congelaban las manos, la cara… Pero fue muy lindo filmar un mes entero en Mendoza y armar esa burbuja de equipo por un tema de contagio; igualmente, pude pasear y hacer trekking en la montaña. 

Edición periodística: Andrea Reyes

Javier Erlij

Licenciado en Periodismo, Profesor para la Enseñanza Primaria, Técnico en Periodismo, Critico de Cine. CEO de Cine Argentino Hoy.

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