El primer largometraje documental autobiográfico de la autora fue ganador en la última edición del FICIC y participó en la 22 edición de DOCBuenosAires. Por Nito Marsiglio.
Es un mundo que ya ronda los 8.000 millones de almas, muchos sin duda, y que a la vez se encuentra altamente comunicado. La búsqueda de la pertenencia a un grupo que nos proteja, que nos identifique y nos salve de perdernos entre esa inmensa multitud.
Es este un impulso común de todo ser humano que por naturaleza es gregario. No importa el costo que paguemos, necesitamos sentirnos parte.
Este es el dilema de Robert Gottlieb, el padre de Yaela. Que nació en Rumania tuvo que emigrar a Israel, donde combatió como ciudadano israelí y luego se radicó en Perú donde vivió la mayor parte de su vida.
Pero él se siente israelí y es allí donde pone el corazón y donde siente que está su patria.
Yaela intentando suerte en Argentina aprovecha su tiempo libre para reconstruir la historia de su padre.
Ayudada por Google Earth y el Skype, consulta a su padre sobre cómo fue su trajinar de Rumania a Israel y de allí al Perú.
Hacía poco había estado en Israel, junto con un grupo de argentinos, y no se trajo una buena impresión del país y de cómo tratan el conflicto que tienen con los palestinos.
Robert opina lo opuesto y así se va construyendo todo un debate entre padre e hija, entre dos generaciones, entre dos líneas de pensamiento dispares.
El amor entre ellos no está en duda, se quieren, pero les cuesta entenderse.
“No hay regreso a casa”, la ganadora en el FICIC como mejor película, es una excelente obra que indaga en las raíces familiares y el sentido de pertenencia.
Puntaje:80.
Calificación:
Arte
Fotografía
Guion
Montaje
Música
“No hay regreso a casa”, la ganadora en el FICIC como mejor película, es una excelente obra que indaga en las raíces familiares y el sentido de pertenencia.
