En la entrevista Mercedes Morán y Lorena Vega nos contaron acerca de sus sensaciones sobre el filme, sus miradas y su análisis de la película que trata de salir del humor común y corriente, para jugar un poco con las problemáticas de los personajes. por Javier Erlij Edición: Agustin Iorio
¿Cómo surgió NORMA, Mercedes?
– Norma surgió a raíz de una novela de Santiago (Santiago Giralt, Autor y Director) que escribió hace muchos años y en la devolución realizada a Santi me llamó la atención uno de los personajes que fue el que inspiró a Norma y ahí le planteé: “Que lindo seria armarle una historia a este personaje. Así empezamos a construir esta personalidad, tan estructurada y tan tenso con la idea de escribir una historia donde pudiera tener la posibilidad de construirse un poquito, tener un upgrade hacia un lugar más relajado, no tan tenso.
Lorena, contanos, un poco sobre tu personaje y de qué trata Norma?
– Mi personaje (Judith) es una terapeuta que llega a este pueblo donde sucede toda la historia y es mirada como extraña porque tiene el pelo muy colorado, porque hace una terapia alternativa, nadie la conoce, tiene una vida muy relajada y es objeto de críticas. Sin embargo, empieza a ayudar a algunas personas del pueblo con su terapia y se corre la voz. La hija de Norma, quien es ese punto de encuentro entre su madre y mi personaje, le sugiere que vaya a terapia dado que está en un momento particular y cuando llega, en lugar de tomar la sesión, le comenta a la terapeuta que está buscando una amiga.
Entonces un poco como decía Mecha (Mercedes Moran) antes, estas dos mujeres empiezan un proceso de transgredir algunas cosas que deberían ser de otro modo. Las dos empiezan un proceso de cambio aceptando o probando algunas cosas y se van ayudando entre ellas posibilitando las modificaciones que se les van dando en su vida.
Mercedes, la película habla de ser sí misma sin necesidad de tener un hombre detrás, ¿no?
– Si, básicamente un personaje que ha obedecido tantas normas creo que la última norma para mujeres de la edad del personaje (mi edad) es que a esta altura de la vida ya no hay nada para repensar, lo que queda es trabajar para aceptar lo que construimos y dejarnos de escuchar el deseo que eso ya es cosa de adolescentes. Y yo creo que no es así, creo siempre hay que escuchar el deseo, siempre es sano revisar las cosas sobre todo cuando una no se siente satisfecha o feliz y quería un poco contar eso. Este derribar prejuicios , tanto miedo le provoca a Norma que es tan políticamente correcta, le abre un universo nuevo, donde ella se siente más tranquila y sus vínculos mejoran. Le quita el miedo a las personas donde hay una edad donde no nos podemos replantear las cosas y creo que no hay horario para eso que mientras estemos respirando podemos seguir pensando.
También habla de la amistad entre mujeres, no es un tema que se vea mucho, que es tan diferente al vínculo de los hombres cuando son amigos. La manera de acompañarse y de escucharse. Queríamos hablar de esto con Santiago, y de cómo es para la mujer su relación con su madre y su hija. Esta escalera de ir mejorando en la repetición, de ver que se rescata y que no.
Sin embargo, es una película muy pequeña, no ambiciosa y tuvimos mucho cuidado de que no fuera una bajada de línea, sino, compartir un poco algunos pensamientos, invitar a la reflexión desde la risa y la gracia, y no desde la solemnidad.
La mirada de la historia es desde una ciudad del interior, ¿a qué se debe esta perspectiva?
– La idea de que transcurre la historia desde una ciudad del interior tiene que ver básicamente con que el contexto en el que esta mujer va a hacer este cambio se siente más controlada en un lugar donde las miradas están muy presentes, cosa que en una gran ciudad no ocurre. De ninguna manera queríamos hablar que en el interior se es más estructurado que en una ciudad grande que no creo en eso definitivamente, pero sí echando mano de un conocimiento que Santiago y yo tenemos por haber sido nacidos en el interior y conocemos a estas mujeres, a estos hombres del interior y su manera de transitar algunas cosas.
¿Cómo hiciste Lorena para construir tu personaje?
– Varias cosas, hicimos todo el camino de leer el guión, hablar y comentar. Entonces escuchando a Santi y a Mecha me dijeron que mire a Sonia Braga, piense en ella, me hicieron un cambio en el pelo donde a mi me genero una textura de juego, ya me divertía tener ese color.
Pensé mucho en el vínculo que tenemos nosotras, para mi fue un insumo, esta amistad donde estamos construyendo y deseábamos tener también en el film es un poco lo que se cuenta, entonces la ficción alimentaba la realidad y viceversa.
Todo ese camino de estar ahí retirados en Córdoba todo el día disponible para la película, todo eso era material. Eso que tienen los trabajos en las películas de un tiempo que recortas de tu ritmo habitual y vivís esa otra vida con ese equipo de gente se transforma en tu familia temporal, con la que empiezas a armar un código. Para mí, por suerte, siento que la película tiene un lenguaje y un código puntual que se logró, y una identidad en el tipo de comedia. Tiene que ver con una sintonía obtenida en el equipo de trabajo, muy apoyado en un amor por la actuación, desde la dirección por su puesto y con Mecha a la cabeza acompañando a la actuación desde este relato, donde ella es quien cuenta la película y seguirla era una guía.
¿Mercedes, es difícil hacer reír al argentino en el cine?
– Siempre hacer reír no es la tarea más sencilla y en estos momentos ni te cuento. Soy una fan de lo que provoca la risa, de lo saludable que es. Cada vez que paso un rato riendome con alguien valoro tanto, para mi el sentido del humor es poder tener una perspectiva, poder mirarlo con distancia, de nada te podes reír si no pones una distancia, y ponerla y correrte de vos como centro, derribar el ego y tener una mirada más crítica. El humor que más me gusta es el de aquellos donde se rién de sí mismos. Acá pasaba eso, no nos reímos de nadie más que nosotros mismos. A mi hacer Norma me lleno de amor por ella, la veo tan inocente, tan obediente, tan buena alumna y que no le ha dado buenos resultados (Entre risas) y ella no entiende nada, es literal, pero ese esfuerzo es muy tierno.
¿Cómo te llevas con el humor Lore?
– Me siento identificada con lo que dice Mecha, es muy difícil lograrlo en la ficción teatral/cinematográfica y cuando se logra es de un “expertise” muy alto. Hay realmente ahí un procedimiento depurado para que eso suceda, por eso valoro tanto la película, porque cuando la vi, me reía en la butaca como una espectadora. La película me hacía reír en su modo, en la forma en que tramita la existencia de esos seres. Entonces volviendo a lo que me preguntas, siento que es transformadora la risa, el humor, que la manera de estar esperando algo y que tiene que ver con la posibilidad de ver otra cosa de los acontecimientos. Y siempre poder ver otra cosa es muy esperanzador, porque quiere decir que hay otros caminos, otra forma de hacer las cosas. Es de mucha inteligencia poder lograr humor, hay un ejercicio de observación muy grande.
– Mercedes: Y también entender la comedia no como ser gracioso, porque en general lo que causa gracia es una calidad de padecimiento de un otro, un padecimiento que tiene que estar en un punto porque sino no te reís sino que te compadeces. Ese punto de padecimiento que te hace gracia, si alguien se tropieza y se lastima: no. Pero si alguien se tropieza y lucha con la gravedad puede ser gracioso. Es muy interesante transitar ese lenguaje del humor, a mi me parece muy lindo, muy atractivo y muy riesgoso. Porque tenés que hacerlo a cara de perro, nada de hacerte el gracioso y nada de eso. Es de mucha inteligencia poder lograr el humor, es un ejercicio de observación muy grande.
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