Un matrimonio entre el amor, una competencia, la felicidad y el viaje de sus sueños. “Matrimillas” la nueva comedia romántica de Netflix. De la mano del director Sebastián de Caro trae al gigante streaming una nueva producción de “Hecho en Argentina” que se estrenó este 7 de diciembre en la plataforma en linea.
Belén (Luisana Lopilato) y Fede (Juan Minujin) es una joven pareja que se encuentran en un momento de crisis, distanciados y sin mucho feeling entre ellos. Por un consejo familiar, intentan probar una solución distinta por medio de una aplicación digital llamada Equilibrium, que por medio de relojes balanceadores tendrán que sumar millas para optimizar y poder fortalecer el vínculo entre ambos. Todo ello cambia cuando Fede se gana un viaje a Cancún con sus amigos y al enterarse de ello Belén, elige también irse de vacaciones, desencadenando una competencia obsesiva de convivencia en afectos mentirosos y obligaciones familiares, trayendo situaciones insólitas y disparatadas para demostrar quien puede llegar más lejos en el recorrido de las matrimillas.
La cinta es una buena comedia romántica que centra su atención en los problemas cotidianos que tienen una pareja en el pasar de los años y el desgaste que trae la convivencia, la cotidianidad y la falta de amor, todo esto recae a opciones externas que hoy en día son habitué en relaciones jóvenes. A su vez, el guion es entretenido, cómico y disfrutable porque no se desgasta en el desarrollo de la película. El humor es no del todo adulto si bien hay escenas donde se sube el tono moderadamente. Por otro lado, la fotografía es excelente, punto para destacar. El soundtrack también tiene composición de música autóctona argentina reconocible al instante que intervienen de manera excelente en momentos exactos. Luisana Lopilato y Juan Minujin tienen una gran química en pantalla, mezclando muy bien la seriedad de una madre correcta y un padre alegre y distraído, una gran labor desde las dos partes.
En conclusión, “Matrimillas” es una comedia romántica, fresca e ideal para parejas que se sienten representadas desde el humor. A su vez, deja un mensaje de que el amor se quiebra cuando no existe la comunicación y que el orgullo también es un síntoma danino para toda la familia. El trabajo de Sebastián de Caro estuvo impecable desde la dirección por no salirse de un libreto con un filme de estas características sin perder el toque nacional. Una película disfrutable, que pasa volando y para verla acompañado con alguien cercano.
