Dirigida por Bruno Chiche, es una exploración conmovedora de las complejidades familiares y la pasión por la música. Esta adaptación del film israelí “Pie de página” logra un equilibrio entre el drama y la música, ofreciendo una experiencia cinematográfica rica y emocional.
La historia sigue a Denis Dumar, un director de orquesta que, tras recibir un prestigioso premio, agradece públicamente a su padre, François, también director de orquesta. Sin embargo, este ultimo no asiste a la ceremonia, y pronto se ve envuelto en un malentendido que lo lleva a creer que ha sido seleccionado para un puesto de ensueño en la Scala de Milán. Este error sirve como punto de partida para una profunda exploración de la relación entre padre e hijo.
Yvan Attal y Pierre Arditi, en los papeles de Denis y François respectivamente, entregan actuaciones cargadas de emoción. La tensión entre ambos personajes es palpable y refleja una búsqueda constante de aceptación y aprobación. Aunque el malentendido inicial puede parecer inverosímil, permite que la narrativa avance hacia momentos de intenso dramatismo y conmovedoras interacciones familiares.
La película destaca por sus escenas de alto contenido emocional. Las conversaciones entre padre e hijo son especialmente poderosas, mostrando la lucha interna de Denis por obtener el reconocimiento de su progenitor. La dinámica con su propio hijo, que decide no seguir la tradición musical de la familia, añade una capa adicional de conflicto generacional. Miou-Miou, en el papel de Hélène, y Pascale Arbillot, como Jeanne, la exesposa de Denis, ofrecen actuaciones notables, aunque Caroline Anglade, como Virginie, no logra tener un impacto significativo en la trama.
La banda sonora, que acompaña y eleva cada escena, se convierte en un personaje por derecho propio. Las secuencias musicales, especialmente aquellas sin diálogos, son exquisitas y transportan al espectador a un París vibrante y lleno de vida. La dirección de Chiche, con su preferencia por los primeros planos, permite una mayor comprensión de los personajes, especialmente de François, quien es el foco de muchos de estos encuadres íntimos.
En el aspecto técnico, la película brilla con una fotografía cuidada por Julián Babino y una dirección de arte meticulosa de Joaquín Maito. Estos elementos, junto con el diseño de vestuario de Tatiana Mazú González y el sonido de Hernán Higa, crean una atmósfera que complementa la narrativa emocional de manera efectiva. La edición de Josefina Llobet y la producción de María Laura Buslemen, Francisco Bouzas, Andrea Testa, Francisco Márquez y Luciana Piantanida, garantizan que todos los componentes se integren de manera armoniosa, formando una sinfonía visual y sonora.
Aunque “Maestro(s)” enfrenta algunas críticas, como la falta de profundización en la historia de fondo entre Denis y François, y ciertos personajes que podrían haber sido mejor desarrollados, la película logra superar estas limitaciones gracias a su potente banda sonora y a la habilidad de Chiche para usar la música como un puente emocional.
Calificación
Actuación
Arte
Fotografía
Guion
Música
En conclusión, es una obra cinematográfica que, aunque sigue ciertas convenciones narrativas familiares, se distingue por su enfoque en la música y las relaciones humanas. Es una película que promete tocar las fibras más sensibles del espectador, ofreciendo una experiencia enriquecedora y emotiva. Ideal para quienes buscan un drama que combine la pasión musical con la complejidad de los lazos familiares, "Maestro(s)" es una sinfonía visual y emocional que no debe pasarse por alto.