GATICA: ÚLTIMO ROUND

A los 69 años falleció Edgardo Nieva, quien encarnó el mítico personaje de José María Gatica, apodado "El mono".

Otra triste noticia enluta al mundo del espectáculo. Después de padecer una larga enfermedad, acaba de fallecer a los 69 años, Edgardo Nieva, un luchador en la vida y en el ámbito artístico; siempre tratando de gestar algún nuevo proyecto en cine, teatro y televisión: Los medios en los que se movió, cómodamente, desde 1974, año en que se inició con la obra “El torturador”, y que le siguieron “La cocina”, “Crónica de un secuestro”, “El dragón de fuego”, “¿A qué jugamos?”, “La empresa perdona un momento de locura”, “Orquesta de señoritas”, “La demolición” y “Un tranvía llamado deseo”, una poco más que discreta versión de la obra de Williams, junto a Dora Baret.

Nieva nació en una pensión de Corrientes y Callao; su madre era concertista de piano, de buena familia de Bahía Blanca, y padre mozo del bar Ramos. Hizo de todo en su juventud: vendió lectura veloz, fotocopiadoras, libros, y trabajó como visitador médico. Luego entro en la Facultad de Ciencias Económicas, pero duró poco porque sintió que su camino iba por el lado de la actuación. La decisión le costó una pelea familiar y que su padre lo echara de su casa. Pequeños trabajos en teatro y tv lo ayudaron a subsistir, hasta que empezó a gestarse en su cabeza la idea de encarnar un personaje mítico: el polémico boxeador José María Gatica, apodado “El mono”, un peronista de pura cepa, con una vida trágica.

Para el desarrollo de su personaje, “El mono”, buscó un guionista y le ofrecieron a Zuhair Jury, hermano de Leonardo Favio. Entusiasmado con la idea, lo conectó con el director, que le pidió que empezara a aprender boxeo, ya que necesitaba un año para el proyecto. Siempre entusiasta y decidido, hizo de todo para conseguir el papel de su vida, aunque sabía que no era conocido y no tenía cartel para semejante protagónico. Sin embargo, el genio y la locura de Favio le dieron la oportunidad y surgió otra obra maestra de Leonardo, con un papel muy convincente y muy bien sostenido por Nieva a lo largo del film.

Dicho papel fue una bendición y, al mismo tiempo, una especie de maldición artística, ya que a pesar de su esfuerzo y concentración en proyectos de envergadura, Edgardo siguió con una carrera muy lejos de los valores que se esperaban después de semejante presentación en cine. Pensó escribir un libro sobre la figura de Gatica y la razón de su elección, pero aunque lo presionaban para editarlo, se echó atrás, porque no quería decir cosas de Favio que no eran muy buenas.

También, Nievas se abocó a un proyecto fuerte: filmar la vida de Juan Manuel de Rosas, teniendo ya guionista y director, pero San Luis Cine no le daba el ok. A pesar de componer roles no muy importantes, Nieva siguió haciendo cine y participó en “Palermo Hollywood”, “Ni vivo ni muerto”, “Tesoro mío”, “Los aventureros de Rosario” y la inenarrable “La dama regresa”, de Jorge Polaco, con la vuelta al cine de Isabel Sarli.

Su última participación en televisión fue en “El lobista”, en el rol bizarro de un narcotraficante. Con su empuje, valentía, buena onda y ciertas limitaciones actorales, Edgardo Nieva sacó lustre al personaje de Gatica y se lo recordará por su entrega, su sensibilidad y su hidalguía. Nunca hizo alarde de sus méritos y siempre pensó que lo mejor estaba por venir.

 

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