El tesoro.

Corneliu Porumboiu, un director central de la llamada Nueva Ola Rumana nos relata, en una comedia absurda algo surrealista,  las características de su país tanto del pasado como del presente a través de la búsqueda de un tesoro. En cartelera por Mubi.

Esta obra escrita y dirigida por Porumboiu el director de “12:08 al este de Bucarest” (2006) y “Policía, Adjetivo” (2009), estrenada en el 2015 obtuvo Premio al Mejor Reparto en la Sección Un Certain Regard en el Festival de Cine de Cannes. 

La historia comienza con un adulto y un niño conversando en el automóvil detenidos por el inmenso tráfico. El niño le recrimina al padre el haber llegado tarde a buscarlo al colegio. El padre en un momento le hace referencia a Robin Hood a lo que el niño contesta “tú no eres Robin Hood”.

Luego están los dos leyendo una de las historias de Robin Hood cuando son interrumpidos por la madre del niño diciendo que un vecino del cuarto piso desea hablar con él.

El vecino llamado Adrian (Adrian Purcarescu) le pide prestado 800 euros a lo que Costi (Toma Cuzin) contesta que no tiene.  Luego le cuenta una historia relacionada con un abuelo y un posible tesoro que se encontraría en el patio de la casa familiar, ya casi en ruinas, en una ciudad vecina. El dinero era para alquilar un detector de metales. 

A partir de ahí, Costí se embarca en conseguir el dinero y participar de la aventura que le plantea el vecino.  

La ficción la escribe el director basado en un hecho real.  Adrian Purcarescu no es actor de profesión es un amigo de Porumboiu que le contó la historia del tesoro, este pensó en hacer un documental y quedó frustrado el proyecto ya que el tesoro nunca se encontró. Luego decidió convertirlo en ficción y que participara su amigo en el papel del vecino.

La película como una especie de comedia de lo absurdo va sutilmente cuestionando el pasado y el presente de Rumania. Mantiene al espectador atento en todo momento y con el final tal vez más adecuado que el autor hubiese encontrado tanto de la narración como de la música. 

En el fondo plasma las típicas desventuras de los ciudadanos de los mal llamados países periféricos que arden de deseos de alguna vez poder ser Robin Hood.