Corrían los últimos años de los noventa en Argentina, unos tiempos en los que la economía estaba a nada del desastre y la creatividad cinematográfica no salía de su zona de confort. Sin embargo, Marcelo Domizi quiso darle voz y forma a uno de sus grandes sueños. Hacer cine. De esta manera, y con lo que aparentó ser un esbozo sinsentido, nació Tico Tico. La película poseyó varios contratiempos que terminarían por asignarle la categoría “de culto”.
El documental “El camino de Tico Tico” empieza con la premisa de que ninguno de los involucrados, menos el director, sabían muy bien de qué iba.
“Esa es una pregunta que no te puedo responder”, “No, no sé”, “Solo Marcelo tenía idea” son algunas de las afirmaciones ya en el arranque. Y esto gana aún más sentido cuando es el propio director quien aseveró desconocer a dónde se dirigía su obra.
En este sentido, Tico Tico es un bagaje de bizarreadas, en el término anglosajón de la palabra, que despistó más de lo que contó.
De la trama no hay mucho por destacar. Una persona de la colectividad judía es detenida por Policías de la Federal y su situación empeora en cuánto le descubren una cajita de fósforos llena de marihuana. Luego hay una transición. Un flash en blanco. De pronto, no hay policías, el judío aparece desnudo, y la locación acaba de cambiar. Ahora está en una laguna de sal en La Pampa.
…Tico Tico es un bagaje de bizarreadas, en el término anglosajón de la palabra, que despistó más de lo que contó.
El documental tiene de todo, desde risas hasta incomprensiones. Existe un mensaje acerca del consumo de cannabis en una época mucho menos permisiva que la de hoy, y con escenas que a uno le sacan más de una carcajeada.
Desde un mozo que demostró talento por la actuación, pasando por un vuelo dos veces cancelado, hasta afroamericanos que apenas hablaban español y, a no olvidar, por favor, porros gigantescos e intervenciones policiales.
Lamentablemente, Tico Tico tuvo un muy estreno limitado en cines y su distribución vía VHS fue pequeña. No son pocos en internet los que confiesan haber tenido en sus manos uno de estos casetes.
Por otro lado, los mismos miembros del crew no poseen nada más que el recuerdo y Marcelo Domizi agradece esa especie de “contrato secreto” para con quienes optaron por no distribuirla. De esta manera, Tico Tico se vuelve más un mito que un hecho.
Lamentablemente, Tico Tico tuvo un muy estreno limitado en cines y su distribución vía VHS fue pequeña. No son pocos en internet los que confiesan haber tenido en sus manos uno de estos casetes.
El documental recoge lo mejor del equipo de producción en un viaje crónico, casi al estilo de una road movie, que no tarda en generar empatía. Uno de esos films que se quedan con uno, sobre todo desde el interés por los “detrás de escena” algo no muy regular en la cinematografía nacional. Punto aparte merece una de las frases más polémicas “¿Qué tan buen artista es el pintor cuya pintura solo apreció él y sus amigos?”.
“El camino de Tico Tico” se encuentra disponible en la plataforma de streaming nacional Cine. Ar y la podes ver haciendo click ACÁ.
Fotografía
Actuación
Arte
Guion
Música
Perfecta para amantes del documental y para sacar más de una sonrisa.