El artista Osvaldo Laport y el director Luciano Juncos hablaron con Cine Argentino Hoy sobre su filme Bandido una película acerca de Roberto Benítez, un músico reconocido artísticamente como “Bandido” encarnado por el actor. Por. Florencia Fico.
El argumento de la película se basa en la figura de Bandido un cantante de música popular que, transitando la mediana edad ingresa en una crisis estética y su carrera se estanca. Bandido es víctima de una situación delictiva y unos vecinos van al lugar para asistirlo, entre ellos Rubén, un viejo compañero que lo sigue en sus primeros años de carrera. Bandido verá en su horizonte una nueva posibilidad de reunirse consigo mismo y con su anhelado oficio.
– ¿Qué le representó interpretar a Bandido?
– Bueno creo que es una muy buena oportunidad en esta realidad que vivimos, de la humanidad toda, por su puesto este padecimiento, esta fragilidad. Estamos todos muy huérfanos de representar la necesidad que tenemos los seres humanos de amigarnos con nosotros mismos con uno mismo. Porque algunas veces estamos enemistados y no nos damos cuenta, que talvez esta pasando una nueva oportunidad y estamos distraídos. Entonces, Roberto Benitez que es este personaje Bandido es un artista y yo como artista debía verdaderamente brindarme a lo que ciertamente estaba sufriendo y padeciendo. Que no era una crisis económica si no existencial y había que acompañarlo ya que me sentí muy identificado con él.
– La película habla sobre el entendimiento y también la musicalidad lo muestra, ¿Qué le significó esta combinación?
– No solamente la música, si no también a mi vida personal yo siempre estoy comprometido con el otro. Hay como una actitud ya, una filosofía de vida de acompañar y entender y darle la oportunidad al otro. Yo creo que como filosofía de vida, todos nos merecemos una segunda oportunidad y el personaje de este pequeño gran actor que es Maico Pradal que interpreta a Rulo este joven que participó de este acto de delincuencia, debía y debemos darle una oportunidad. Para comprender que se puede cambiar y hacer las cosas bien.
– Como embajador de buena voluntad de la ACNUR, ¿ Cómo piensa en el término de “Refugiado”, sintió la necesidad de contención en algún momento de su vida?
Lo que pasa que el refugiado, mi compromiso como embajador de buena voluntad en la ACNUR es sensibilizar y visibilizar las crisis humanitarias. Un refugiado, es el que escapa de su país para salvar su vida. En este caso refugiarme, mi refugio, mi necesidad de refugio ya sea en cualquiera de las expresiones del arte está muy distante de lo que es la búsqueda de un refugiado, que esta escapando para salvar su vida. En este caso, mi búsqueda de refugio no es para salvar mi vida, si no, para regocijarme en lo que es el arte y el arte es un buen cobijo. Me parece que no es el caso de mi compromiso con el ACNUR.
– ¿Cómo transita las crisis como lo hace Bandido?
– No las crisis que he tenido como individuo o como artista a veces a estado relacionado con la continuidad o no laboral, que no es la crisis existencial que tiene mi personaje Bandido. La crisis que tiene Bandido no pasa por lo económico, porque tiene un buen pasar y es un artista popular. También yo podría decir exactamente lo mismo, pero bueno nuestra realidad, nuestro medio, nuestra plaza, es muy distante de lo hollywoodense aquí estamos firmando un contrato y estamos pensando en qué va a pasar mañana. Y en el caso de Bandido, su crisis es que no había descubierto, esta posibilidad de amigarse con uno mismo. Lo descubre cuando es víctima de un episodio traumático y entonces lo ponen en el reencuentro con ese amigo.
– Luciano, ¿Cómo nace el guion?
– Bueno el guion nace hace unos cinco años atrás de la mano de Renzo Felippa y en este caso mío. Juntos empezamos a escribir y comenzamos a indagar sobre el ocaso de un personaje inédito, de un músico y de tratar de descubrir cómo en un momento, en el que se le acaban las ganas de cantar de hacer arte y seguir. Cómo puede redescubrirse y reinventarse como artista y como persona.
– Como comunicador social, ¿Desde qué encuadre se unieron la narrativa y la música?
– Uno arrastra su formación como comunicador social indudablemente y por ahí nosotros, reconozco que todo comunica. Soy de esa escuela de que cada elemento de la película comunica. La musicalidad es un elemento de comunicación. En la película el hecho que al principio lo que a él lo aturde son los sonidos similares que son monótonos, industriales y él en su camino de redescubrirse y volver a sus orígenes, lo que hace es tratar de volver a aquellos sonidos, aquellas vibraciones aquellas melodías que son más despojadas de toda la industrialización, que son mas del origen de la música del cuarteto característico. Entonces, también hay un viaje hacia los antepasados y las raíces musicales.
– ¿Cómo se relacionó con Osvaldo Laport en el set de grabación?
– La experiencia con Osvaldo fue magnífica. Él se fue a Córdoba y estuvo prácticamente conviviendo casi un mes en la provincia, cosa que es para valorar porque irse a una provincia tanto tiempo dejar la familia. Encima el estaba haciendo gira de una obra de teatro y el compromiso con Osvaldo fue increíble. Desde el momento cero, no solo al nivel profesional si no al nivel conceptual y artístico. Nunca dejo de aportarnos cómo poder mejorar el personaje, hacia dónde podíamos ir con que cosas podíamos encontrarle una solución cuando no la había. Así que el aporte de Osvaldo fue no solo profesional si no también humano.
– En el filme hay una situación social compleja, ¿ Qué mensaje se quiso dar?
– Nosotros en una primera instancia del guion teníamos una problemática social más con una toma de política más fuerte. A medida que fue pasando el tiempo nos dimos cuenta que en verdad la problemática, o todo lo que sucede alrededor, es también parte es una pequeña porción de lo que el personaje necesita para darse cuenta, que tiene que volver a conectarse con la gente. Él en el inicio su personaje cantaba por causas sociales, cantaba por las personas, estaba más cerca de sus fans y a medida que ha pasado el tiempo se fue distanciando. Entonces, el volver a encontrar una causa para cantar. Una causa que lo convoque, que una toda la ciudadanía y sobre todo a su público, es lo que le permite a él tomar más impulso y más ganas a la hora de regresar a redescubrirse. Entonces, quizás no es que sea accesoria la causa, pero en realidad no nos interesa a nosotros conceptualmente hablando la causa en si no, qué es lo que dispara esa causa en el personaje.
– La cinta recorre los conceptos de soledad, perdón y redescrubrimiento, ¿Cómo los enlaza?
– Lo interesante de Bandido, que a nosotros se nos planteó como interesante en la escritura del guion, es que no queríamos que haya personajes buenos o malos. Todos estaban en la misma, todos tenían un sus cosas buenas o sus cosas malas. Todos tenían algo con lo que redimirse, tenían que pedir perdón o no hacia falta. Entonces, encontrar a todos esos personajes en un fango moral, en el que todos estaban en la misma, nos permite que entre las conexiones que existen entre los personajes, cada conexión brinde una cosa a uno y una cosa al otro. Entonces quizá cuando uno está pidiendo perdón, lo que está haciendo es perdonarse a uno. Quizá cuando uno está ayudando a otro, lo que esta haciendo es ayudarse a uno. Hay una reciprocidad, un ida y vuelta de estas cuestiones, que no son tanto valores, si no ayudarse entre nosotros, porque estamos en la misma. Y en eso se torna muy interesante, en cómo interactúan los personajes, no desde una moralización dura, si no de que todos estamos en la misma situación, y cómo podemos hacer para seguir adelante.