Llega la cuarta temporada de la serie francesa en la que todas las estrellas quieren participar. Excelente episodio con Sigourney Weaver, deliciosamente imperdible
Quienes conozcan el pulso para la comedia, para las relaciones amorosas y para las historias corales, podrá ver la mano de Cédric Klapisch tras la factura y la idea inicial de “DIX POUR CENT” una de las series francesas de mayor suceso de las últimas temporadas, que se emite con enorme éxito por la pantalla de France 2 y que se encuentra disponible en la plataforma de Netflix.
Indudablemente, los primeros capítulos que lo tienen como director (además de ser productor y director artístico de toda la primera temporada) permiten encontrar todos sus guiños cinéfilos y su adoración por la Ciudad Luz cuando bajo el cielo de París nos muestra la Torre Eiffel de fondo bellísima e icónica como siempre, impregna sus planos con las vistas aéreas de la ciudad y sus típicas buhardillas de los edificios Haussmann, filma a lo largo de la callecitas que bordean el Sena o recorre la rotonda del Arco del Triunfo, llevándonos a los rincones más entrañables. Pero por sobre todo, se destaca su timing para la comedia, para el planteo de una historia coral sobre la que se monta la serie y fundamentalmente el análisis que siempre se permite dentro de sus cine, a la relaciones amorosas y los lazos familiares a los que ahora también sumará los vínculos y tensiones que se entretejen a nivel laboral.
Las vivencias de los cuatro agentes Top de la Agencia de representantes artísticos ASK Mathias (Thibault de Montalembert), Gabriel (Grégory Montel), Andréa (Camille Cottin) y Arlette (Liliane Rovère) ofician de marco y esqueleto narrativo para que puedan desarrollarse historias plagadas de presencias estelares, cameos y protagónicos con estrellas invitadas, pertenecientes a la cumbre más selecta del seleccionado del cine francés.
Hay glamour, hay enredos, hay comedia y durante las tres primeras temporadas, el hilo conductor y el común denominador que atraviesa la propuesta es el juego que se entabla con el espectador de poder ver a las estrellas haciendo de sí mismas con mucho sentido del humor y de la autocrítica, acompañándolas en sus decisiones privadas, detrás de la cámara, humanizados y fuera de la alfombra roja, aún sin perder su aire de celebridades, sus egos, sus debilidades, sus miedos y sus vanidades con todo ese micromundo de la farándula, presente en cada escena.
En esta cuarta temporada que se acaba de estrenar en Nextflix, la idea del magnetismo propio de cada una de las estrellas invitadas ya no es tan central y se ahonda más en las historias personales de cada uno de los cuatro representantes, comenzando a bucear en sus vidas para tratar temas de pareja, crianza de los hijos, elecciones sexuales, disputa de poder, paternidad, infidelidades y rupturas amorosas, traiciones y alianzas laborales, en un cocktail que siempre bordea un sano tono de comedia.
En temporadas anteriores fue muy atractivo ver a Cécile de France peleando por un papel dentro del casting de la nueva película de Tarantino, Audrey Fleurot lidiando con su reciente maternidad, las dudas de Nathalie Baye de encarar un nuevo proyecto en donde trabajaría con su propia hija replicando el vínculo, con todas sus alegrías pero con todos sus sinsabores.
También a Juliette Binoche preparándose espléndidamente para la gala de apertura de Cannes (con un paso de comedia en donde no es frecuente verla), Isabelle Adjani desesperada porque un director independiente que ha cobrado fama tras su Opera Prima la elija para el próximo proyecto o las brillantes participaciones de Fabrice Luchini (siempre excelente), Christopher Lambert o Virginie Efira. Sigue el desfile de figuras estelares con una Mónica Belucci con problemas amorosos, tener que ayudar a Isabelle Huppert a lidiar con sus múltiples compromisos (rompe ocultamente un contrato de exclusividad filmando dos cosas a la vez y tentándose con una tercera bajo las órdenes de Hong Sang Soo – en un divertidísimo guiño autoreferencial-), enfrentarse a las dificultades de Jean Dujardin en abandonar un personaje que parece haberlo capturado por completo o los problemas de Béatrice Dalle (inolvidable en aquella “Betty Blue, 37º 2”) en hacer un desnudo completamente fuera de lo acordado con el director.
En esta cuarta temporada el capítulo estrella es indudablemente el de Sigourney Weaver (capítulo 5) donde brilla por su belleza, por su capacidad de generar sensualidad en sus jóvenes 70 primaveras y sobre todo, por poder reírse abiertamente de sí mismo, como también sucede en el capítulo de Sandrine Kiberlain y su falta de talento para el stand up. También veremos a Jean Reno en un particular Papá Noel y a Charlotte Gainsbourg (la última musa de Lars Von Trier, entre tantos otros trabajos) tratando de filmar un guion horroroso escrito por un amigo, sin que nadie le advirtiese del desastre. Algunos otros capítulos de esta temporada pierden un poco de fuerza porque tanto José García como Franck Dubosc no son figuras tan reconocidas en Latinoamérica y por lo tanto hay algunos chistes internos que se pierden en el contexto.
Para quienes amamos el cine, y el cine francés en particular “DIX POUR CENT” se constituye en un disfrute permanente, con presencias estelares en roles marcadamente diferentes a los habituales, pero también por ese aire que deja Klapisch y tan perfectamente retoma Herrero a través de sus guiones, para seguir la historia de cada uno de los protagonistas y alejarnos, por un rato, de las series de crímenes, desapariciones, universos paralelos y detectives que se juegan una nueva oportunidad, y disponernos a disfrutar de una comedia brillante, con esa magia del cine dentro del cine, sin dejar de abordar temas de actualidad y un costado sensible, en cada una de las historias protagónicas.
Dirección
Montaje
Arte y Fotografia
Guion
Actuación
Con menor relevancia en el eje de las estrellas invitadas y profundizando más en las vidas privadas de sus protagonistas, "DIX POUR CENT" en su cuarta temporada no pierde el brillo y sorprende con la presencia de Sigourney Weaver y las participaciones de Sandrine Kiberlain y Jean Reno.