Dentro del marco del 10º FICIC – Festival Internacional de cine Independiente de Cosquín, que tiene en esta ocasión y hasta el día 02 de Mayo, su versión online en www.cosquinfilmfest.com, se presenta la retrospectiva a Goyo Anchou, uno de los focos más importantes del Festival.
Anchou se desprende, por un momento, de sus marcas habituales de autor y de su narrativa disgresiva, para construir un extenso documental (un poquito más de dos horas y media que se pasan volando!) sobre una figura completamente icónica para el movimiento under que se gestó en el sótano de Cemento, en el Parakultural y en el Rojas –entre tantos otros lugares icónicos-, en plena época de explosión de un movimiento único, que dio nacimiento a figuras que han dejado un marca imborrable dentro del mundo del arte.
Salvador Walter Barea, a quien todos conocimos como Batato, fue definido por sus amigos y por él mismo como un clown lleno de poesía, un travesti performático, “una mujerona” como lo define Fernando Noy, un artista completo como pocos, que rompió con todas las normas preestablecidas y generó un estilo de vanguardia dentro de esa explosión renovadora que se dio en los escenarios donde latía y se vivenciaba un movimiento de contracultura que no se ajustaba a nada de lo conocido.
Junto a Peter Pank como co-director, Anchou construye en “LA PELI DE BATATO”, no solamente un recorrido sobre su vida personal y su vida como artista, sino también ese homenaje a una rebelión cultural que ha dejado huellas y que aún hoy, más de treinta años después, sigue teniendo absoluta vigencia. De su vida personal recoge tanto las voces de familiares y amigos, recuerdos, anécdotas, sensaciones que han quedado después de su muerte, como la marca que ha dejado en él un complejo vínculo con su hermano que instala, además, la idea de un final trágico y desgarrador.
De su carrera tomara diferentes aspectos e irá trazando un recorrido zigzagueante construido por las voces de quienes lo conocieron codo a codo en los escenarios y en el trabajo, que lo han descubierto como un compañero ideal y una fuente inagotable de talento. Desde Divina Gloria y Doris Night en “Los peinados Joly” hasta Verónica Llinás, Alejandra Flechner o María José Gabin de las “Gambas al Ajillo” con quienes no compartieron escenario pero si momentos de gestación de diferentes proyectos en un mismo espacio. Es así como surge, entre todos ellos, la figura de un artista icónico que ha dejado una marca imborrable en este movimiento.
Peter Pank, toma en muchos momentos una narrativa en primera persona que refuerza la idea de documental y de poder narrar un tiempo vivido en común. Anécdotas como dar un recital en nuevo espacio como lo fue en su momento el Teatro El Cubo —construido a la vuelta de la que fuera la casa de Batato en el Abasto—, o lo que sucedía en los camarines, potencian ese sentido de contar esta historia como un protagonista más y no con la distancia que muchas veces ponen los realizadores en un documental más expositivo.
Walter es Batato y Batato es Walter según el interlocutor que dé testimonio. También es interesante ver como su proceso de travestismo y su operación para “ponerse tetas” llama la atención en muchos testimonios y coinciden en que ha sido un punto de inflexión en su vida personal y en su aceptación en sociedad. Esa multiplicidad de voces, se arma en función a los collages tan típicos de Anchou y ahí deja expresada su marca de autor junto al juego con el sonido, otro de los rasgos típicos incluidos en su obra.
En “LA PELI DE BATATO” dan testimonio personalidades del mundo del teatro como Helena Tritek, Karina K, Antonio Gasalla, Fernando Noy, su maestra Cristina Moreira, Luis Aranovsky o Carlos Belloso y se disfruta, particularmente, el de su amigo personal Ronnie Arias, que comparte riquísimas anécdotas con la cámara en un diálogo completamente descontracturado.
Quizás los testimonios más potentes sean los de Alejandro Urdapilleta y Humberto Tortonese, con quienes Batato protagonizó diferentes espectáculos en el Parakultural, el Rojas o Mediomundo Varieté y sobre todo, en el caso de Urdapilleta, construye una mirada más rica del personaje, porque son reflexiones ambivalentes, como si habitara una tensión amor-odio, disparos hasta con cierto dolor e ironía, destellos de celos y de mostrar la parte más oscura y crítica de aquellos vínculos. Esta mirada totalizadora, con ciertas zonas oscuras del personaje, le aporta al documental ese plus que en tantos otros trabajos no aparece, cuando intentan mostrar solamente la parte positiva y edulcorada de la figura que retratan.
Fotos, posters, entrevistas, filmaciones, recuerdos, ese valioso archivo que hoy está en manos de Pank, esos videocasetes que quedan como registro y memoria activa de todo lo acontecido en ese movimiento.
Batato fue cadete, taxi boy, masajista, carincero, clown y por sobre todo artista y en plenos aires de democracia generó un personaje pleno, lleno de libertad y no sólo en el terreno del arte sino que su plenitud artística también fue tiñendo un contexto de expresión franca de su poesía, sus ideas, su cuerpo y su sexualidad.
Atravesado por la poesía de Pizarnik o el espíritu de Marosa Di Giorgio, Batato era audaz, zafado, procaz(?) y vino a marcar nuevas tendencias en ese movimiento tan recordado que trajeron los aires de democracia. “LA PELI DE BATATO” lo pone en valor, rinde homenaje y en su figura a todos aquellos que en una época tan particular, dejaron sus miedos de lado, para aventurarse a una propuesta arriesgada y diferente, que aún hoy, mucho tiempo después sigue siendo absolutamente reveladora.
