“Music” Crítica.

Estreno en simultáneo con Estados Unidos, el viernes 12 de febrero vía online https://www.cinemark.cl/cineonline.

Kate Hudson, Maddie Ziegler y Leslie Odom Jr. protagonizan este drama musical que lleva el sello colorido y enérgico de la artista de rostro oculto.

A lo largo de la historia del cine se han realizado innumerables películas dedicadas al trastorno de espectro autista. Sin realizar una selección y solo por nombrar algunas de ellas: “Rain Man” (1988), “Mi nombre es Sam” (2001), “Tan fuerte y tan cerca” (2011) y la argentina “El faro de las orcas”(2016). Diversas historias, que sin embargo, tanto en papeles protagónicos como secundarios, en todas, se busca seguir patrones similares, representando estigmas como el rechazo y la incomprensión. De todas formas, las cintas nombradas tienen en común, un desenlace en la narración de sentimientos esperanzadores, de coraje y superación.

Por consiguiente, en la película dirigida y escrita por Sia, con la colaboración del autor de cuentos infantiles: Dallas Clayton, si bien se repite la fórmula del mensaje optimista, aquí se recurre a un mundo mágico presentado desde la imaginación y la fantasía. Obteniendo de esta forma, un drama menos arriesgado y en donde las faltas de aceptación y resguardo, que en general se advierten en el inicio de estas historias, se ven reemplazadas por el sostén y la comprensión: vecinos que actúan de manera coordinada, con la misión de llevarle una vida de integración a Music (Ziegler), la adolescente que padece la afección neurológica, y lleva el mismo nombre del film.

En este sentido, el relato se introduce también en un universo de personajes, que son excluidos de la sociedad. Individuos que luchan frente a sus propias marcas vivenciales: Zu (Hudson) la hermana de Music pelea contra su adicción al alcohol y las drogas, mientras que un vecino, Ebo (Odom Jr.) portador de HIV e inmigrante ilegal de Ghana lidia contra la discriminación y la imposibilidad de conseguir su medicación.

La trama centrada en estos tres personajes, de vidas complejas y traumáticas, se entrelaza con la aparición repentina de coreografías en tono de videoclips, radiantes y policromáticos, que surgen como antídoto para aliviar esos sufrimientos. Sin caer en golpes bajos, las distintas situaciones de subsistencia se disipan de manera ligera y superficial. Realidades existenciales, que trascienden sin profundizar, bajo canciones compuestas y cantadas por la directora, con letras que reclaman por los grandes problemas de comunicación dentro de la sociedad.

Un film, que resiste por su brillante producción musical, pero que se desvanece sin conseguir atrapar al espectador, en un drama que transcurre sin emotividad.