“Lo que el cuerpo debe”, de Ernesto Aguilar. Crítica.

Comienza el film y conocemos a Susana. Según lo que cuenta a sus vecinos. desde la partida de su esposo, ella vive sola y  prácticamente sin dinero. Ella dice tener familia de origen alemán y que ella y su marido fueron estafado/a y que tuvieron que dejar su casa para alquilarla. En lo que parece un departamento de pasillo, vive un vecino algo estrafalario, a quien se acerca en su soledad cotidiana. En las conversaciones con su vecino, vemos que Susana se aferra a los recuerdos de los viajes que solía hacer con su marido por Europa y se niega a enfrentar la dura realidad que la rodea.

Pronto conoceremos al cobrador del alquiler, quien pasa a reclamarle una deuda. A Susana no le alcanza el dinero para pagar y las dudas y las inseguridades empiezan a perseguirla. Susana tiene que hallar soluciones para su situación y la desesperación la hará tomar decisiones muy arriesgadas que la pondrán en una situación de completa exposición personal.

De eso trata el nuevo film de Aguilar, de la desesperación de muchas personas de nuestro país, y sobre todo de mujeres vulneradas, que con tal de lograr sobrevivir, terminan poniéndose en lugares indeseados y en un absoluto riesgo. En este sentido, si bien el film puede tener un tinte bastante bizarro y algo exagerado que lo debate entre la comedia y el drama de una manera que puede llegar a no convencer al espectador y la espectadora, ‘Lo que el cuerpo debe’ logra poner en discusión y dar visibilidad a este tipo de situaciones que muchas veces se niegan en las producciones audiovisuales. El film, habla del cuerpo, del deber, realmente el título dice mucho de la obra.

Aunque la estética y propuesta narrativa del film es bastante sencilla, las escenografías resultan bastante pertinentes. Todo se encuentra en decadencia y, tanto el departamento de Susana como una oficina en la que transcurren algunas de las escenas, logran representarlo muy adecuadamente. En general, los planos hacen focos en la interacción de los personajes, pero principalmente en Susana, a quien vemos como momento a momento va cayendo a un pozo personal cada vez más profundo. La música, algo estridente y experimental, acompaña los estados de ánimo de la protagonista y logra enfatizar los momentos de tensión. Entre todo el enredo que se genera a lo largo de la trama, un gato azul de cartón será algo así como su confidente, quien la acompañará hasta el final.

De lo expuesto, el nuevo film de Aguilar, continúa con la propuesta audiovisual de sus trabajos anteriores, los cuales principalmente tienen el valor de visibilizar situaciones que viven muchas personas de nuestro país en su vida cotidiana. “Lo que el cuerpo debe” en particular, vuelve a traer el tema de la vulnerabilidad, principalmente de las mujeres, en un mundo como en el que vivimos, el patriarcado. Lo que al respecto sea probablemente un poco cuestionable, es el tono con que se busca el objetivo, puesto que no queda muy claro si se trata de un drama o de una comedia. Los roles de los cuerpos y la experiencia al respecto, son temas muy sensibles y complejos, por lo que la perspectiva con la que se expongan tienen que ser desde la sutileza y seriedad, algo de lo que puede carecer un poco el film en algunas escenas.