El mundo de la cultura, haciendo foco en el cine, está de duelo. A los 90 años, debido al Alzheimer, una enfermedad degenerativa que la mantuvo alejada del ambiente artístico desde el 2001,acaba de fallecer, en su Roma natal la mítica y fabulosa, muy querida en Italia, Monica Vitti.
Musa de Michelangelo Antonioni, con quien vivió varios años (luego estaría vinculada con Carlo Di Palma y Roberto Russo, que también la dirigieron) conquistó al público italiano y al mundo entero con su gran versatilidad; su belleza, su gran simpatía, su presencia avasallante y sus grandes aptitudes tanto para el drama como para la comedia. Comenzó, en 1956, su carrera artística en el teatro y si bien había hecho algunos papeles cómicos en algunas películas, su consagración definitiva llegaría, dirigida por Antonioni, en 1960 ,con “La aventura”. Punta de lanza de la modernidad de los proteicos años sesenta.
Luego llegarían otras obras maestras: “El eclipse”, “La noche” y “El desierto rojo”, apuntes trascendentales sobre la incomunicación humana. “Para mí, Antonioni lo era todo: padre, hermano, amigo y me sentía segura cerca de él” dijo alguna vez. Trabajó con grandes directores, como Buñuel, Losey, Monicelli, De Sica y Luciano Salce, entre otros.
Ella dirigió un solo film, en 1989: “Scandalo Segreto”. No tuvo hijos y mientras se dedicaba al cine, no dejó de lado el teatro y la televisión. Enigmática, reservada en su vida privada, con su característica voz ronca y su estilo libre y descontracturado, filmó más de cincuenta películas y manejó la comedia a las mil maravillas. Mauro Bolognini y Alberto Sordi también la dirigieron y la hicieron brillar en papeles a su medida. Una vida dedicada al arte. No habrá ninguna igual.