“Distanciamiento social”, la serie producida por Jenji Kohan. Crítica.

Netflix estrenó el 15 de octubre la serie que se filmó durante la cuarentena.

La serie estrenada en Netflix, filmada durante principios de la cuarentena, pone en juego la interpelación de los sentimientos y la nueva “normalidad”, poniendo a los protagonistas a explorar cómo se sienten con el aislamiento obligatorio.

Año 2020, un instante donde al chocar copas el 31 de diciembre pasado pensábamos que iba a ser mejor, tal vez por el cambio de década, por renovar nuevas ilusiones o por la cantidad de proyectos personales que se plantean o simplemente por el cambio a algo nuevo. Pero este año en particular, algo pasó que llegó casi de repente y sin avisar, o más bien avisó pero lo veíamos demasiado alejado; de un momento a otro la vida que cada uno tenía cambió y la rutina dejó de ser esa monotonía constante para ser similar a un letargo. De ser seres sociales que comparten momentos y lugares, nos convertimos en “fantasmas” caminantes, como si estuviéramos viendo alguna película de terror que pareciera un loop de nunca acabar.

“Distanciamiento Social” (Social Distance) propone un nuevo paradigma en cuanto a lo que es filmar durante una pandemia. Alejándose de las grandes producciones que le ponen un freno a sus películas, expone otra forma de mostrar vivencias y situaciones cotidianas que, al explorarlas, probablemente cualquiera se sienta identificado porque no está demasiado lejos de lo que hoy toca vivir.                                                                                                                       

Filmada entre los meses de abril y mayo, el 15 de octubre Netflix estrenó la serie conformada de ocho capítulos de duración promedio de 18 a 23 minutos. Contextualizada en ese momento del año, la producción muestra distintas historias con protagonistas propios y además es filmada de forma remota, al estilo videollamada, zoom o a través de una pantalla de celular donde el espectador es participe de la conversación.

“Distanciamiento Social” viaja de los momentos cómicos al drama, y toma de objeto como afecto la cuarentena obligatoria en la relación entre las personas: los que viven acompañados o los que están solos, en lo laboral, lo sentimental y situaciones más extremas como una ceremonia fúnebre o el movimiento “Black Lives Matter”.

El viaje de los sentimientos

En momentos tan especiales como éste es fácil de notar en las personas que están más permeables, siendo que han dejado de habitar los lugares comunes con amigos, con familia, de compartir una merienda o una cena, cosas que solían hacer y que, por la pandemia, uno dejó de hacerlo. En este contexto se adoptó la manera de la videollamada para ver amigos y familia, pero lo que pasa a veces, y según la persona, es el factor de “extrañar” a esos amigos y esas charlas interminables, a pasar de estar cara a cara a estar horas frente a la computadora y el celular en los juegos en línea. La serie explora eso del grupo de amigos que se encuentra para jugar entre todos o los que hacen una llamada para pedir algún consejo o para que el grupo de autoayuda pase a ser sus amigos más que un grupo heterogéneo. Se explora de una forma más sentimental y sin escrúpulos, tomando el lugar del protagonista para hacerlo como propio.

Darle paso a los miedos

Con sólo ver las noticias que bombardean con la cantidad de fallecidos por Covid-19, que el factor miedo se hace carne y hoy es lo que reina en una parte de la sociedad. Entra en juego el temor y se pierde el valor de la estabilidad emocional y psicológica.

Contado de esta forma, en la serie aparece un esposo que tiene que lidiar con su hijo ya que su mujer enfermó y a través del contacto por videollamada puede ver cómo se va deteriorando a cada momento. Surge así el miedo de él de perderla, de perder al amor de su vida; mientras que en otro contexto se analiza a través de una pareja de ancianos, la decisión de un hombre de aislarse de su mujer enfermera, por el temor al contagio: pareciera una situación hasta cómica (durante los capítulos se juega con eso por momentos), pero detrás de eso, son otras las intenciones del marido. Por otro lado, la serie también narra las vivencias de una docente que da clases virtuales, y comparte con sus jóvenes alumnos cómo están viviendo todos esta situación.

La fragilidad del amor

¿Cuántas parejas nacieron con la cuarentena? ¿Cuántas se separaron? La rutina y la monotonía de no estar todo el tiempo juntos a pasar a estar conviviendo en una misma casa las 24 horas; o en el caso adverso, estar separados por mucho tiempo en la incertidumbre de no saber cuándo terminará.

La serie también se enfoca en qué pasa con las relaciones sentimentales, de manera que, en la mayoría de los episodios, está ese factor presente como, por ejemplo, presenta la situación de una pareja que al estar tantas horas juntos, tratan de buscar una solución que, según el espectador, puede ser acertada o no. A esta situación de amores y desencuentros, la producción también le suma el condimento económico a través del caso de un peluquero que, al no ser esencial, tuvo que cerrar y, a su vez, ya un tiempo antes se había separado.

En definitiva, desde la pareja de ancianos, el matrimonio con el niño y su esposa enferma hasta una madre que por trabajo tiene que dejar sola a su hija y cuidarla a través de cámaras hogareñas: distintas secuencias que comparten la temática del amor, la rutina y la soledad.

El factor social

No solamente esta pandemia se vio atravesada por una enfermedad, sino también por el racismo y la xenofobia, la forma en que una persona fue asesinada delante de nuestros ojos -sin importar la distancia- pareció como que estábamos viéndolo ahí en vivo y en directo. Si bien el racismo viene de décadas atrás, en estos últimos años se recrudeció y pareciera que recién ahora la sociedad se está dando cuenta lo que siempre sucedió delante de nuestros ojos, pero nunca se interpeló como debería: la muerte de George Floyd en Estados Unidos despertó no solamente un montón de movimientos activistas, sino también que esa parte del mundo que estaba adormilada pudiera darse cuenta de lo que estaba sucediendo y de cómo hoy los que están detrás de esa lucha son los jóvenes, los que ponen el pecho y creen que nada está perdido; claro que no lo está y, ciertamente, hoy depende de ellos lograr que esto cambie para las futuras generaciones.

En conclusión, “Distanciamiento social” recorre los tópicos que están en cualquier película o serie pero lo hace de una forma diferente, donde hoy todos somos protagonistas y, por ello, depende de cada uno lograr un cambio propio, luchar contra la adversidad y sortear los obstáculos de algo que tiene nombre pero poca información detrás, que lamentablemente aún no tiene fin ni tampoco se vislumbra un final a corto plazo.

Tal vez haya que acostumbrarse a un cambio de vida, pero ojalá, que más pronto que tarde, dar un abrazo no de miedo ni temor, sino calidez y amor.

Distanciamiento social

Arte
Actuación
Dirección
Fotografía
Guion
Música

La interpelación de los sentimientos y la nueva "normalidad" ponen a los protagonistas a explorar cómo se sienten con el aislamiento obligatorio.

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